miércoles, 2 de junio de 2010

Un vistazo profano al net art

La Internet-actividad o interactividad como expresión artística, viene siendo una síntesis apurada sobre el fenómeno que ha sido (y que sigue siendo, a pesar de haberse declarado su extinción), del net art.

El net art es aquella producción artística que se hace sobre y para Internet. Los orígenes que dieron impulso al net art son tan diversos como los medios en donde se ha expresado el arte, sea video, audio, instalaciones, pintura, escultura etc. El auge de la red mundial de computadores en los años 90, junto con el boom de la economía dot com proporcionó una atmósfera ideal para que los primeros netartistas, dieran a conocer sus trabajos. El origen mismo del término, proviene de un mensaje de correo electrónico que recibió en su cuenta uno de los pioneros del net art, Vuk Cosic, a finales de 1995. Este mensaje corrupto solo tenía dos palabras legibles (Net.Art). Nacía entonces un concepto y una nueva corriente de expresión.

Lo realmente atrayente del net art no es solo la posibilidad de desarrollar y publicar los trabajos en la red, sino de que se crea una nueva cultura interactiva alrededor de estos. Tanto programadores (hackers), como activistas y realizadores varios, lanzan una propuesta, que pretende la participación activa del usuario que está al otro lado de la línea. Instalaciones lumínicas controladas remotamente, jardines naturales teledirigidos, manipulación de espacios públicos a través de cámaras de seguridad, creación de formas alternativas de expresión y de comunicación dentro de lo digital, son solo algunos ejemplos de cómo el usuario es provocado a volverse cómplice del artista primario, que le permite crear una nueva versión de su obra. He aquí el punto más crítico y cuestionable del net art: la irrepetibilidad, el libre acceso a la manifestación.

Mientras el sujeto humano-digital hace parte activa de la exposición, este se está cuestionando sobre el alcance de las acciones y el contenido de las mismas. Hay creaciones que mezclan lo real con lo virtual, generando una realidad alternativa, que trasciende lo que inicialmente se sospecha como mera abstracción. Al considerar por ejemplo una página web en la que se invita al visitante a presionar un botón con el puntero del mouse, sin advertirle las consecuencias del acto mismo, puede prestarse para múltiples conjeturas: desde un inofensivo mensaje o presentación en pantalla, hasta la activación de una ojiva nuclear en el otro lado del mundo. El sujeto entonces puede ser motivado a crear o destruir.

Existen otras expresiones de net art en las que se mezclan representaciones de elementos tangibles, vivos con la propia “naturaleza muerta” del mundo cibernético. En este tipo de expresiones predomina el collage de imágenes que muestran lo aparentemente absurdo del exterior de la pantalla, y lo relativamente cercano, íntimo, personal, propio, dentro de una estructura electrónica. Se crean patrones de comportamientos completos, vidas enteras rondan el ciberespacio y se complementan, dejando a un lado lo contundente y cierto que puede llegar a ser la vida natural. Entonces se genera cuestiones sobre el verdadero papel del hombre dentro de Internet.

Algunos investigadores y artistas del medio afirman sin pestañear que el net art ha muerto, o que nació muerto, debido a su fugaz carrera en sus inicios, y su aparente abandono. Lo cierto es que hoy en día es posible hacer arte en la red con mejor calidad y a pesar de que este tipo de expresión se haya vuelto en cierto modo underground, es probable que aun le queden etapas de evolución. Continuamente vemos medios como la televisión, la radio, expresiones como la música, la literatura, poco a poco van cerrando brechas con la Internet y van fusionando o anexando sus expresiones con esta, permitiendo una de las características favorables de la globalización. Entonces no se puede llegar a emitir un juicio a priori, sino dejar en puntos suspensivos el trabajo de los netartistas, quienes siguen desarrollando proyectos interesantes.

En Colombia es destacable el trabajo de muchos netartistas. En el 2007 el Banco de la Republica realizó una muestra sobre net art: “Net art Colombia: Es feo y no le gusta el cursor”. En esta oportunidad se abrió paso a que varios artistas contribuyeran a generar nuevas formas de concebir la realidad, esta vez en imaginarios soportados en la red.

El net art es una propuesta que aun sigue siendo nueva, es llamativa, permite la acción y la reflexión en simultánea, en vivo y en tiempo real. Es un perfomance entre artista, medio y espectador-participante. La conectividad y la adopción de nuevas formas de expresión no degradan el contenido del mismo arte, sino que lo transforma y a su vez transforma culturas, y ese es el desafío en una era digital.

martes, 27 de abril de 2010

Un profano habla de Chernobyl

Cuando era niño, y recién empezaba a explorar de forma conciente y racional el mundo que me rodeaba, pude desarrollar junto con mis habilidades cognoscitivas, un miedo, un pánico paralizante frente a los fenómenos naturales y artificiales que no podía controlar. Gracias a la televisión, mi fiel compañera de tardes de tedio, pude contemplar la infinidad de desastres producidos por huracanes, terremotos, así como los originados por fallas eléctricas considerables, desastres en plantas refinadoras de petróleo, etc. Ninguna fue tan intimidante, como cuando pude observar los desastres originados por la radiación nuclear. Un desastre reconocido como el peor accidente nuclear de la historia, tendría lugar en la madrugada del 26 de abril de 1986, en plena primavera. Cuando sucedía el desastre de Chernobyl contaba con un año de vida, y me encontraba aparentemente a salvo a miles de kilómetros de distancia del epicentro. Doce años después, seguían hablando del desastre y de las consecuencias que a corto y largo plazo originó, no solo en Ucrania sino en el resto del mundo.

Vuelve y juega la radioactividad en la historia del hombre. Cuando se hace mención a este fenómeno físico de ciertos elementos, siempre se hace una relación con el símbolo de advertencia estándar que previene sobre la exposición a este proceso de la materia. Imaginamos plantas nucleares donde manipulan con extrema precaución tales elementos para producir energía (o en casos inquietantes armas de destrucción masiva) y visualizamos también hombres en trajes especiales, como de astronauta, midiendo con un contador Geiger y el típico crepitar del aparato.

La radiación es mucho más que eso. Viene ligada a la naturaleza del hombre desde siempre y en todo momento estamos expuestos a niveles de radiación desde aparentemente normales a críticamente excesivos. El uso y tratamiento de esta fuente de energía ha sido motivo de análisis desde muchos ámbitos, como en el político y militar, el ambiental, pero sobre todo en lo concerniente a la ética. No hay grupo social por pequeño que sea que no esté involucrado en el tema, sin importar si desconocen totalmente el fenómeno o no. Toda la humanidad es responsable en ciertas proporciones al buen o mal uso que se le dé. Ejemplos nefastos ya los hemos visto en Hiroshima, Nagasaki y en Chernobyl. No es solo un asunto de desarme nuclear, es un asunto de conservación.

La ciencia ficción no ha colaborado mucho para tranquilizarnos al respecto. Las películas y algunas series televisivas han demostrado una aniquilación inminente de la raza humana debido a la energía nuclear. Recuerdo una excelente película de 1964 de Stanley Kubrick llamada “Dr. Strangelove or: How I learned to stop worrying and love the bomb” (Dr. raroamor o cómo aprendía a dejar de preocuparme y amar la bomba), en la que se hacía una parodia-reflexión de la crisis armamentista de la guerra fría. También de la serie de televisión no muy popular de abc, Jericó, en donde un pueblo entero típicamente estadounidense tenía que lidiar con el problema de sobrevivir frente a un ataque nuclear. Ejemplos en los que se lleva el miedo natural del hombre a las fuerzas que no puede controlar fácilmente a extremos apocalípticos. Si bien es cierto que existe un peligro inminente de que caiga en manos equivocadas el control nuclear, también es preocupante la seguridad y protección radiológica en los países donde existen plantas industriales de este tipo.

Chernobyl es un fantasma siniestro que recorre el mundo, aun existen secuelas de ese desastre, que quizás haya producido más victimas que las de Hiroshima y Nagasaki juntas. De hecho, la lluvia radioactiva originada fue 100 veces más poderosa que el efecto de las dos bombas de hidrógeno. El desastre fue inerranable, tanto como si se hubiera abierto una ventana a un infierno. Paradójicamente, uno de los sobrevivientes del hecho, consideraba que el efecto de la explosión fue algo hermoso, lleno de colores vivos y brillantes, para otros un arcoiris de muerte. Lo hermoso contrastaba con las victimas fatales, las enfermedades, el ambiente inhabitable, las secuelas en generaciones futuras, la incertidumbre sobre el inestable estado del reactor dentro de su sarcófago dentro de 30 años. Son situaciones tan inquietantes como el mismo fenómeno.

Ayer se conmemoraban 24 años y contando desde el desastre. Muchos lo ignoran, lo dan por resuelto, consideran que eso no puede pasar en el futuro con toda la tecnología que existe ahora. En los países en vías de desarrollo no hay educación al respecto, está relegado a los expertos y estos a su vez son contados. En Colombia es muy probable que no exista un solo refugio con las condiciones mínimas de protección y conservación de la vida humana frente a este suceso. No hay formas de protegerse frente a un ataque nuclear, frente a un nuevo y peor Chernobyl. Y la paranoia es válida, aun a pesar de los supuestos compromisos por desarme y reducción nuclear, muchos países le apuestan a la industrialización nuclear, entre ellos España, Irán y Venezuela.

Lo malo no es el utilizar este recurso, al fin y al cabo es algo casi tan natural como el combustible fósil o la energía eléctrica. Lo preocupante es que a pesar de que se tiene la tecnología suficiente y un mejor conocimiento de los procesos radioactivos, el ser humano por su misma condición es susceptible de cometer errores, de ahí que hubiese ocurrido lo de Chernobyl. Las máquinas tampoco remplazan al hombre completamente. No se puede dejar el ciento por ciento de control a una máquina que en comparación con el error humano, puede llegar a fallar por malfunción o recarga de información, un nivel de entropía mínimo puede ser fatal. La apreciación ética persiste, solo que no es un tema tan importante como la generación de capital o la seguridad nacional.

Lo que ocurrió en Chernobyl sigue siendo un ejemplo latente de que las cosas pueden llegar a fallar. Es por eso que todo personal involucrado o relacionado directa o indirectamente con la energía nuclear debe reflexionar previamente sobre los antecedentes históricos catastróficos. Deben tener un criterio ético definido puntual a proteger por encima de cualquier propósito científico, político o económico, la vida humana. Observar siempre antes de presionar un botón, que quizás ese simple acto puede comprometer toda la historia de la civilización o el progreso mismo de su nación. Sus decisiones pesan sobre la conciencia humana y sus actos serán en función del resultado del ejercicio del bienestar del hombre.

En mí siempre existirá ese pánico natural y algo paranoico, siempre seré ese niño temeroso que observaba en una caja negra una versión a escala del Apocalipsis. Y los años pasan, pero el fantasma no se ha ido…

A la memoria de las victimas de Chernobyl.

Suicidio en primera persona

Reconozco que en algunos momentos de mi vida he intentado quitarme la misma. Afortunadamente (y gracias a Dios), aun vivo para confesarlo. No es algo de lo que me sienta orgulloso pero tampoco me mortifica, ya que en estos momentos estoy en paz conmigo mismo y le tengo un respeto y pánico profundo a la muerte. Tal vez por temor a lo que haya al otro lado, o por que aún no siento que he terminado mis metas por las que fui proyectado a este mundo. Lo cierto es que nada me garantiza que nunca más vuelva a tener pensamientos de ese tipo. Y esto también se justifica porque he sido una persona en cierto modo depresiva. Hoy menos que ayer. Tampoco esto puede tomarse como un manifiesto suicida, solo es una experiencia y/o criterio personal frente a esta triste acción.

La vida tiene muchos motivos para ser vivida, plenamente y en lo posible con ciertos instantes fugaces de felicidad. Es cierto, uno no puede controlarlo todo, uno no puede ser infalible y pensar que todo en la vida le va a salir bien. No hay garantías de amor eterno, prosperidad y éxitos inacabables o dicha y felicidad completas. Pero eso no puede ser excusa para abordar de manera pesimista y triste el futuro. Es más, el mismo futuro no existe, nos queda labrar en el presente, conservando las esperanzas de que nuestros deseos se cumplan. Lo realmente fascinante de la experiencia vital es el poder enfrentarse a los problemas y dificultades con valentía, coraje y perseverancia, como en un juego en el que a veces se pierde pero también se gana, y mucho.

Cuando miro hacia atrás y busco los motivos por los que me sentía tan profundamente triste y deprimido, con ganas de morirme de veras, veo que ninguno era una razón lo suficientemente contundente para tomar una decisión de tamañas consecuencias. He tocado el fondo de la melancolía y aun no los encuentro. Y me pregunto entonces por qué otros deciden suicidarse por causas tan elementales. Entonces a veces trato de calmar su memoria con el considerar que probablemente sobredimensionaron sus problemas.

Muchos se han quitado la vida en diferentes etapas. Unos han alcanzado todo (amor, dinero, éxito, fama, etc) pero seguían sintiendose vacíos. Otros simplemente se sintieron frustrados consigo mismos, con lo que llegaron a ser, por muy buenos o malos. Algunos comparten el haber meditado durante largo tiempo esta fatal decisión, otros la aceptaron como solución de forma casi inmediata. Tal vez se arrepintieron camino a la muerte, o regresaron de esta con secuelas tremendas. Y hay quienes lo han intentado varias veces sin poder culminar tal despropósito.

A veces falta esa última palabra, esa llamada inesperada o esperada, un golpe de suerte, una voz amiga para detener a tiempo el desastre. A veces esto llega demasiado tarde, al segundo después. La muerte no tiene reversa.

Hay muchas formas de quitarse la vida, tantas como el ser humano ha podido inventar. El dolor que deja en sus seres queridos es inconmensurable, y nadie puede asegurar plenamente que ninguno llorará o echará de menos su ausencia. Somos importantes para alguien, así este mundo cada vez mas indiferente quiera convencernos de lo contrario.
Siempre queda esperar un momento más, buscar en otro lado, caminar, frecuentar otras personas, quizás hasta huir de nuestros propios fantasmas. Nos espera esa película por estrenar, la final de nuestro deporte favorito, el terminar ese interesante libro, el interpretar esa alegre canción. Siempre habrá algo que perderemos y que nunca volvamos a experimentar.

Nos queda el dolor, la enfermedad. Pero a veces es necesario dejar que la misma naturaleza nos alivie el sufrimiento. Es cierto no sabremos el padecimiento del otro si no se experimenta en primera persona, pero hay que saber respetar los límites. Nadie muere de forma digna, o tal vez todos mueren dignamente, lo realmente importante es saber morir con valentía y paciencia.

Muchas victimas del suicidio (prefiero denominarlas así que simplemente suicidas) apagan su luz en este mundo en horas de soledad, al caer la tarde, al sonido de una canción deprimente, bajo efecto de alguna sustancia depresiva o psicoactiva. Estan ensimismados que no pueden alzar la cabeza ni ver el horizonte. Yo les respeto su decisión, mas nunca podré compartirla.

Si alguno me lee y ha tenido pensamientos de este tipo solo quiero decirle una ultima cosa: POR FAVOR, NO LE HAGAS UN FAVOR A LA MUERTE, ya que esta no perdona. Si yo pude salir de un estado depresivo tal, quiere decir que no todo está perdido. Siempre hay oportunidad de empezar de nuevo, de reconciliarse con la vida y de hacer un pacto con ella.

La esperanza nunca se pierde, no es lo último que se pierde.

Femicidio: El orgullo nefasto del macho colombiano.

Feminicidio o femicidio: Asesinato de una mujer en su razón de su condición de ser mujer.

Hay ciertas cosas que me hacen avergonzar y apenar profundamente de mi especie y sobre todo de mi género. La violencia contra la mujer y el femicidio son algunas de ellas. Me parece inaudito que se pisotee la dignidad del sexo femenino de la forma como lo han demostrado los hechos y las cifras.

Me produce un claro malestar y encono el enterarme entre las noticias como mínimo una vez por semana, los actos que perpetran semejantes “machos” irracionales contra sus parejas, por su sola condición de ser mujer. No me considero por encima ni por debajo de cualquier otro colombiano hombre. Sin embargo e indirectamente carga en mi parte de esa culpa deshonrosa originada tal vez por una tradición machista y patriarcal. Al menos una vez por semana aparece en cualquier medio atemperado del montón, o en forma clásica en los de crónica roja, un femicidio, un asesinato de una mujer en manos de su iracundo compañero sentimental.

Entonces retumban en mi cabeza las viejas expresiones machistas y primitivas de aquellos que maculan el género al que pertenezco. Expresiones de ebrios de alcohol y de odio como: “es que a mi que mi mujer me engañe con otro para mi es peor que la muerte”, “si me engaña la mato”, “mi mujer hace lo que yo le ordene porque yo soy su dueño”, etc. Y me parece entonces estar lejos de un ambiente civilizado en la célula de la sociedad como lo es la familia. La cultura popular no contribuye en nada para sanear esta desgracia, antes por el contrario, incentiva y aprueba la represalia del hombre afectado por el comportamiento de su mujer. Para demostrarlo, solo hace falta escuchar algunas de las cientos de cantinelas de cantina que hablan de venganza y de necesidad de satisfacción por la afrenta.

Según cifras del Instituto de Medicina Legal, en el año de 2009 se asesinaron 1235 mujeres de forma violenta. A mi parecer, datos que se quedan cortos con la realidad que se presenta, ya que muchas veces estos casos ni siquiera se registran como originados por violencia intrafamiliar, en las que el principal agresor suele ser el “padre” de familia. A diario y esto no lo miden cifras ni se cita en los medios, una mujer está en peligro de ser lesionada física, psicológica y sexualmente, y también de perder la vida. Estos casos no discriminan condición socioeconómica, raza o credo. No son hechos aislados, siempre han sido parte del pan nuestro de cada día, solo que muchas veces se ignoran o se dan por excepcionales. Ni que hablar de las víctimas del conflicto armado, que tantas mujeres mártires ha originado.

Aun no me cabe en la cabeza el por qué un hombre, en uso de todas (o de las mínimas) de sus facultades mentales, al verse afectado en su amor egoísta y propio, pueda entrar en un estado tal que han denominado de forma casi poética de “ira e intenso dolor”, y que tales emociones lo lleven a perder su concepto moral al punto de acabar de la forma mas brutal la vida del ser con el que tal vez en algún momento juró proteger y amar hasta la eternidad. No lo entiendo y aun no me lo puede explicar completamente la ciencia ni la psicología. Ni tal vez apelando al concepto del mismísimo agresor, que se excusará o justificará en una infidelidad, en un desacato de su “autoridad” o tal vez por el simple hecho de que la victima se atrevió a decirle que no.

Entre todos los tristes casos de los que he tenido conocimiento, sobresalen aquellos en los que se han visto involucrados miembros de la fuerza pública. Estos que además de tener una autoridad que les fue conferida por la ley, pierden los estribos frente a una falta de su pareja a tal punto de cometer actos propios de psicópatas. Con esto no quiero generalizar ni satanizar a ninguna autoridad castrense, pero si me queda en vilo la salud mental de tales individuos, y los procedimientos psicológicos que les permiten portar un arma, con el nivel de estrés que esto conlleva. Debería hacerse una revisión de tales procesos y de los sujetos involucrados para determinar hasta que punto se conserva un nivel emocional equilibrado en estas instituciones.

Esto no es una problemática de ahora. La tradición patriarcal ha sido predominante durante mucho tiempo, solo hasta tiempos recientes se ha reconocido en parte la igualdad de la mujer en algunos planos sociales y culturales. Pero no ha sido suficiente, queda mucho para equilibrar la balanza. A la mujer se le sigue tratando como una propiedad, un objeto que hace parte del mobiliario de una casa. Se le valora por lo que es, una hembra con curvas, pechos y sexo que satisface al hombre, pero muy pocas veces se le mira como igual, como una humana que siente y sufre, que guarda en su vientre el misterio de la vida y que tiene mas fuerza que el hombre mas valiente para enfrentar las adversidades. Cuando Freud le achacaba a la mujer una especie de “envidia de pene”, hacía un análisis parcial de género. Ciertamente, es también probable que el hombre tenga “envidia de útero”, por lo menos se reconoce que al no poder concebir la vida en si mismo, tenga que profanar y destruir ese templo, celoso de que otro antes que el venga a tomar propiedad de lo que no es suyo.

Hay que reconocerlo, la ley colombiana es dura, pero dura en impunidad. En mayor grado contra los delitos de lesa humanidad contra la mujer. Se sobreentiende si la decisión respecto a una condena de violencia o femicidio, queda a criterio del juez. Además el hecho se atenúa con las pruebas de que la mujer primero cometió una falta gravísima, como las que supuestamente son desautorizar a un marido tirano, o serle infiel producto que desde hace mucho tiempo este nunca ha vuelto a demostrarle afecto a esta. Toda excusa y justificación es válida para una lesión personal o un asesinato. Ergo, el victimario es la victima y la mujer es la culpable, la bruja hereje.

Mientras nosotros los hombres no reconozcamos la equidad de género y aprendamos a respetar la vida y la libertad de la mujer, mientras aceptemos que nuestras parejas no son una propiedad más, cuando empecemos a desarrollar una masculinidad afectiva basada en el origen mismo de una relación sentimental como lo es proteger y amar a la mujer reconociendo sus derechos, y se empiece a hacer algo para tumbar las siniestras tradiciones patriarcales y machistas de la sociedad, mientras no se haga esto, los hombres seguiremos siendo los verdugos de la mujer, alimentando el monstruo insaciable de la violencia.

lunes, 8 de marzo de 2010

Mujer

Yo sé que siempre me voy a quedar corto al expresarme sobre la mujer. Tampoco soy el mas digno ni el más docto, ni siquiera poseo la lírica necesaria para componer un poema decente en honor femenino.

Y muchas dirán “son solo palabras” pero bueh, ya saben a ustedes les gusta escuchar palabras dulces, así algunas veces no sean verdad.

Este día no solo se conmemora a la mejor parte de la humanidad. También se hace reconocimiento a la única criatura a la que le debemos dos cosas imprescindibles en el mundo: el amor y la vida. Aunque a veces nosotros pasamos de largo en el ancho andar de nuestra masculinidad y seamos los mas necios y torpes.

Ciertamente, nos falta su sensibilidad, su puro sentimiento que todo lo impregna y lo hace propio. Un mundo demasiado frio y siniestro sin ustedes, puesto que no hay calor y candor como la de una mujer honesta.

Existen mujeres como existen flores, algunas son de pétalos muy delicados, otras son tan bellas que deslumbran. Quizá las haya silvestres, o de esas que crecen al borde del camino, otras con perfumes muy finos y aromáticos, que doblegan a cualquier caballero. Una mujer es una flor hecha de carne y hueso, un complemento perfecto para un hombre imperfecto.

No solo es la mujer bella, que con su estética comprobada y su voluptuosidad desconciertan y desesperan el instinto masculino. Es esa (y debería ser primero) aquella mujer madre, abuela, mujer familiar abnegada y guerrera, luchadora hasta el cansancio de generaciones que solo la han visto servir y conformarse con lo poco que la fortuna les pueda dar. No solo es esa mujer docta, poderosa, inteligente y triunfadora, sino aquella mujer humilde, cándida y sencilla que a pesar de lo terrible y contrario que suele ser la vida no deja por un momento de brindarle su alegría al sol. No solamente es la mujer que domina al hombre, la madre sobreprotectora o superiora, es también esa que acata con sumisión y paciencia insuperables las restricciones que la suerte le imponga.

Es esa que está ahí en una esquina, esperando tranzar el amor. Es esa que canta y compone música que sale de su corazón. Es esa luchadora de derechos humanos que a pesar del miedo no se deja amedrentar e intimidar y continúa defendiendo su verdad.

Ningún hombre se puede resistir al encanto de estos seres maravillosos. Y si llega a mancillar su dignidad, a herir o destrozar su alma, Dios en persona le pedirá cuentas por sus actos y lo juzgará. A una mujer se le debe la vida y por lo tanto de sebe dar la vida por ella.

No solo quiero regalarle palabras bonitas a la mujer, quiero regalarles un instante de mi sonrisa y de mi aprecio, palabras y actos simples, pero que muchos de nosotros por cobardía o por falsedad varonil no nos atrevemos a decir o hacer.

A ustedes mujeres reciban mis mejores deseos y vibraciones en su día, que puedan contemplar la felicidad y que el amor embargue su espiritú no solo hoy sino por siempre.

Amor hecha criatura.

jueves, 11 de febrero de 2010

Más de lo mismo


Ad portas de la televisión digital, de la que dudo sirva para mejorar la calidad de la misma, teniendo en cuenta que se ha dicho que la tecnología no asegura progreso o mejora de los contextos donde se aplica, he podido observar cómo los contenidos de este medio masivo han quedado estancados en una sola temática de violencia y sexo. El reciente estreno de la serie “Rosario Tijeras” se suma como otro producto más dentro de todo el repertorio de programas con contenido traqueto y sicarial.

Desde hace algún tiempo la franja nocturna de la televisión nacional se ha vuelto un escenario de batalla entre los dos canales principales Caracol y RCN. Todo se ha reducido al rating y al que mas sea visto y mas venda entre programas, sin importar lo que proyecten. Si tienen que mostrar desnudos parciales y actos sexuales insinuados, si es necesario un tiroteo con muertos incluidos, si hace falta describir las actividades delincuenciales que tanto daño han hecho en la realidad al país, pues se presenta sin remordimientos. Para atenuar un poco y no sentirse tan culpables, colocan novelas de corte romántico entre los “productos estrella”.

Cierto es que si a uno no le gusta lo que ve, simplemente tiene que cambiar el canal o apagar el televisor. Pero si uno se coloca tras de los ojos de otro colombiano del común, nota el conformismo que hay frente a esto, y peor aún, la aceptación que contenidos de este tipo tiene en diferentes sectores sociales, incluyendo los sectores populares donde es la única opción de entretenimiento, o quizás irónicamente, de escape de una dura realidad.

No se puede negar que la condición humana se presta hasta para cultivar pasiones incipientes. “Para el pueblo pan y circo”, reza el viejo refrán. Algunos expertos en psicología afirman que el individuo no es el producto de los medios, que la conducta no se condiciona por el mensaje del contexto en el que nos encontramos. El psicópata entonces no puede justificar su crimen diciendo “Es que Alf me dijo en la pantalla que lo hiciera”. Entonces, me pregunto, ¿la imitación (mono ve, mono hace) no es una forma de alienación? Varias veces he observado cómo niños y jóvenes adoptan comportamientos propios producto de lo que ven en televisión. Su lenguaje se vuelve más soez, se visten de forma inapropiada, y se involucran en juegos y roles que les quedan demasiado grandes y en cierto modo peligrosos a su edad. Ellos aun no tienen criterio propio y autoridad moral para hacer lo que hacen, su personalidad esta en desarrollo y andan continuamente en busca de una identidad, las más veces incorrecta.

Los grandes grupos económicos de los mass media tienen un solo principio: vender. Si el público les pide más de lo mismo, ellos tendrán que dárselo, a expensas de los valores y la moral. Ergo, es el público el que determina lo que quiere ver, mas no controla lo que ve. Si llegara a darse el hipotético caso de que la gente se cansara del mismo formato, tendrían que recurrir a “reencauchar”, viejas producciones, porque el riesgo para los jeques es que la gente empiece a pensar. Necesitan narcotizar la mente del televidente para seguir en el escenario. La publicidad también contribuye a esto, incentivando y persuadiendo a comprar lo que no se necesita, generando un “falso bienestar”. Entonces se crea un círculo vicioso entre medio y sujeto.
De nada sirve que pongan mensajes advirtiendo que tales comportamientos solo pueden verse desde una óptica crítica, mas no como un modelo a seguir. No me puedo tragar ese cuento de que los canales realizan entonces una especie de “pedagogía”, enseñando las consecuencias de tales actos. Nada tan absurdo como esto. Pedagogía no consiste en enseñar actos criminales e inmorales para no cometerlos, sino prevenir enseñando comportamientos ejemplares, constructivos, actos de paz y tolerancia. Pero entonces la gente se aburre y cambia el canal. Tanto criticamos en la calle sobre la situación de seguridad (que no está asegurada aún ni con la estrategia de “seguridad democrática”) en el país y seguimos viendo lo mismo. Nos gusta vivir aborregados, que nos hablen de chicas prepago, de narcotraficantes y de sicarios que imponen su ley apunta de bala. Nos gusta tararear las canciones que hablan de sapos y “mercas”. Ponemos de bandera los lemas del crimen organizado y estamos a la moda con las “muñecas” de turno.

Como el contenido del paquete es viento, nos consumimos el empaque y pedimos más. Si no reaccionamos de alguna forma, estaremos tan vacíos y tan desnutridos que nos tragaremos cualquier mentira, cualquier falacia, estaremos condenados a la mediocridad. Y ahí si apague y vámonos.

martes, 9 de febrero de 2010

Día del periodista


En este día quiero enviar un saludo a todos los periodistas y comunicadores sociales, quienes mantienen en movimiento el mundo con sus reportajes, crónicas y análisis.

Un saludo a todos los periodistas colombianos e internacionales. A todos los aquellos que no han tenido miedo de expresar la verdad. Un reconocimiento también a la memoria de los que pagaron con su vida el acto de denunciar a los poderosos y viles. Los perseguidos, los que han tenido que salir del país debido a amenazas e intimidaciones, una voz de aliento. Los que han padecido la censura en sus medios, y los que han visto violado su derecho a la libertad de opinión, mi solidaridad. Los que se mantienen en el anonimato, pero que sacan a la luz las artimañas de la injusticia.

Un reconocimiento a los imparciales, los independientes, los que aun no venden su voz al mejor postor. Una exhortación a los que se han dejado llevar por favoritismos, cayendo en espectáculos mediáticos, en el sensacionalismo y el amarillismo, en espera de que guíen su camino de nuevo al periodismo verdadero.

Una mención a aquellos que tienen en clara su ideología, a los que tienen argumentos respetuosos y contundentes para defender sus tesis y opiniones.

A todos en general, en espera de que apliquen siempre su ética en su diario actuar y no dejen de registrar en todos los medios de comunicación, el paso del hombre en el mundo y de los pueblos en la historia.

Feliz día, custodios y pregoneros de la verdad!

***

El 2010 será un año de gran trabajo para el periodismo colombiano. Ya de por si el primer bimestre estuvo saturado de noticias.

Era de esperarse la salida inminente de los periodistas principales de la Revista Cambio. Otro ejercicio del régimen de bloquear todos los que quieren sacar a la luz los escándalos de sus favoritos.