jueves, 11 de febrero de 2010

Más de lo mismo


Ad portas de la televisión digital, de la que dudo sirva para mejorar la calidad de la misma, teniendo en cuenta que se ha dicho que la tecnología no asegura progreso o mejora de los contextos donde se aplica, he podido observar cómo los contenidos de este medio masivo han quedado estancados en una sola temática de violencia y sexo. El reciente estreno de la serie “Rosario Tijeras” se suma como otro producto más dentro de todo el repertorio de programas con contenido traqueto y sicarial.

Desde hace algún tiempo la franja nocturna de la televisión nacional se ha vuelto un escenario de batalla entre los dos canales principales Caracol y RCN. Todo se ha reducido al rating y al que mas sea visto y mas venda entre programas, sin importar lo que proyecten. Si tienen que mostrar desnudos parciales y actos sexuales insinuados, si es necesario un tiroteo con muertos incluidos, si hace falta describir las actividades delincuenciales que tanto daño han hecho en la realidad al país, pues se presenta sin remordimientos. Para atenuar un poco y no sentirse tan culpables, colocan novelas de corte romántico entre los “productos estrella”.

Cierto es que si a uno no le gusta lo que ve, simplemente tiene que cambiar el canal o apagar el televisor. Pero si uno se coloca tras de los ojos de otro colombiano del común, nota el conformismo que hay frente a esto, y peor aún, la aceptación que contenidos de este tipo tiene en diferentes sectores sociales, incluyendo los sectores populares donde es la única opción de entretenimiento, o quizás irónicamente, de escape de una dura realidad.

No se puede negar que la condición humana se presta hasta para cultivar pasiones incipientes. “Para el pueblo pan y circo”, reza el viejo refrán. Algunos expertos en psicología afirman que el individuo no es el producto de los medios, que la conducta no se condiciona por el mensaje del contexto en el que nos encontramos. El psicópata entonces no puede justificar su crimen diciendo “Es que Alf me dijo en la pantalla que lo hiciera”. Entonces, me pregunto, ¿la imitación (mono ve, mono hace) no es una forma de alienación? Varias veces he observado cómo niños y jóvenes adoptan comportamientos propios producto de lo que ven en televisión. Su lenguaje se vuelve más soez, se visten de forma inapropiada, y se involucran en juegos y roles que les quedan demasiado grandes y en cierto modo peligrosos a su edad. Ellos aun no tienen criterio propio y autoridad moral para hacer lo que hacen, su personalidad esta en desarrollo y andan continuamente en busca de una identidad, las más veces incorrecta.

Los grandes grupos económicos de los mass media tienen un solo principio: vender. Si el público les pide más de lo mismo, ellos tendrán que dárselo, a expensas de los valores y la moral. Ergo, es el público el que determina lo que quiere ver, mas no controla lo que ve. Si llegara a darse el hipotético caso de que la gente se cansara del mismo formato, tendrían que recurrir a “reencauchar”, viejas producciones, porque el riesgo para los jeques es que la gente empiece a pensar. Necesitan narcotizar la mente del televidente para seguir en el escenario. La publicidad también contribuye a esto, incentivando y persuadiendo a comprar lo que no se necesita, generando un “falso bienestar”. Entonces se crea un círculo vicioso entre medio y sujeto.
De nada sirve que pongan mensajes advirtiendo que tales comportamientos solo pueden verse desde una óptica crítica, mas no como un modelo a seguir. No me puedo tragar ese cuento de que los canales realizan entonces una especie de “pedagogía”, enseñando las consecuencias de tales actos. Nada tan absurdo como esto. Pedagogía no consiste en enseñar actos criminales e inmorales para no cometerlos, sino prevenir enseñando comportamientos ejemplares, constructivos, actos de paz y tolerancia. Pero entonces la gente se aburre y cambia el canal. Tanto criticamos en la calle sobre la situación de seguridad (que no está asegurada aún ni con la estrategia de “seguridad democrática”) en el país y seguimos viendo lo mismo. Nos gusta vivir aborregados, que nos hablen de chicas prepago, de narcotraficantes y de sicarios que imponen su ley apunta de bala. Nos gusta tararear las canciones que hablan de sapos y “mercas”. Ponemos de bandera los lemas del crimen organizado y estamos a la moda con las “muñecas” de turno.

Como el contenido del paquete es viento, nos consumimos el empaque y pedimos más. Si no reaccionamos de alguna forma, estaremos tan vacíos y tan desnutridos que nos tragaremos cualquier mentira, cualquier falacia, estaremos condenados a la mediocridad. Y ahí si apague y vámonos.

martes, 9 de febrero de 2010

Día del periodista


En este día quiero enviar un saludo a todos los periodistas y comunicadores sociales, quienes mantienen en movimiento el mundo con sus reportajes, crónicas y análisis.

Un saludo a todos los periodistas colombianos e internacionales. A todos los aquellos que no han tenido miedo de expresar la verdad. Un reconocimiento también a la memoria de los que pagaron con su vida el acto de denunciar a los poderosos y viles. Los perseguidos, los que han tenido que salir del país debido a amenazas e intimidaciones, una voz de aliento. Los que han padecido la censura en sus medios, y los que han visto violado su derecho a la libertad de opinión, mi solidaridad. Los que se mantienen en el anonimato, pero que sacan a la luz las artimañas de la injusticia.

Un reconocimiento a los imparciales, los independientes, los que aun no venden su voz al mejor postor. Una exhortación a los que se han dejado llevar por favoritismos, cayendo en espectáculos mediáticos, en el sensacionalismo y el amarillismo, en espera de que guíen su camino de nuevo al periodismo verdadero.

Una mención a aquellos que tienen en clara su ideología, a los que tienen argumentos respetuosos y contundentes para defender sus tesis y opiniones.

A todos en general, en espera de que apliquen siempre su ética en su diario actuar y no dejen de registrar en todos los medios de comunicación, el paso del hombre en el mundo y de los pueblos en la historia.

Feliz día, custodios y pregoneros de la verdad!

***

El 2010 será un año de gran trabajo para el periodismo colombiano. Ya de por si el primer bimestre estuvo saturado de noticias.

Era de esperarse la salida inminente de los periodistas principales de la Revista Cambio. Otro ejercicio del régimen de bloquear todos los que quieren sacar a la luz los escándalos de sus favoritos.

un desempleado más cuenta su historia


Estoy desempleado desde hace más de dos años. Ya a estas alturas no debería ni siquiera considerarme bajo este talante, puesto que para la economía local y nacional soy un cesante, un “parásito” mas del sistema y quizás de mi familia, quien pacientemente y con un mutismo en cierto modo cómplice espera que de por Dios y al fin encuentre de nuevo un trabajo.

Y no es que no quiera trabajar. Como decía Séneca en alguno de sus textos “el trabajo es conseguirlo”. A pesar de que tengo el tiempo en mi contra, tengo un pero casi insalvable en la situación actual en el país: me resisto a tener un trabajo que no sea digno. Así de sencillo. No quiero vender mi tiempo y mi producción físico-intelectual a un empresario que me esclavice bajo condiciones odiosas e injustas.

Pero lo que hay es lo que hay y si no te gusta… Contratos basura abundan en el mercado, trabajos temporales por día, hora o artículo, trabajos en los que te sacan cuotas para cooperativas abusivas, condiciones inadecuadas de freelance y otras frioleras por el estilo. Entonces a veces me martilla la conciencia considerando venderme o no a cualquier precio, pero sigo manteniéndome firme y digno, tal vez mientras las circunstancias lo permitan.

De vez en cuando aparecen en el mercado laboral vacantes afines a mi experiencia y nivel educativo. Entonces empieza otra lucha: la pugna contra los “recomendados”, los “supersabios” y las minifaldas. Muchas historias de tales luchas me han acontecido en los procesos de selección. La mayoría las he perdido por obvias razones. La idiosincrasia colombiana no ha permitido aun que se destierren las preferencias, ni lo ha logrado tampoco la llamada “meritocracia”. Aquí el que pida menos o se regale mas gana.

Sin olvidar las detestables y re-contra-odiadas pruebas psicotécnicas. Nunca he estado de acuerdo en medir la personalidad de un individuo con un potaje de preguntas ambiguas, o unos cuantos dibujos a mano alzada. Respeto la psicología y sus técnicas pero en verdad me parece que esta no es la forma de seleccionar un personal apto para la labor encomendada. Si yo llegase algún día a tener una empresa de mi propiedad nunca recurriría a estas técnicas tan modernamente utilizadas. Nada como la sinceridad que se expresa en el rostro de una persona.

Recuerdo una película llamada “el método” en la que para un proceso de selección de una gran empresa, utilizaba un sistema militar. Llegaban a manipular los candidatos a tal punto de hacerlos enfrentar emocionalmente entre ellos mismos. Recomiendo el verla, me parece que abordan situaciones críticas de tal faceta en la vida social. El ambiente laboral es como una isla Galápagos en miniatura, donde sobrevive el mas apto, o quizás el mas astuto.

Volviendo al asunto de este texto, para mi no ha sido fácil mantenerme en estos dos años sin devengar un solo peso por mi trabajo. He tenido que recurrir al amparo familiar, y eso es algo que no deja de incomodarme, puesto que en mi último empleo estaba a punto de independizarme del núcleo familiar, lo cual seria lo ideal en estos momentos. En España no es raro ver muchas personas jóvenes que terminan siendo mantenidos por el “hotel mama y papa”, hasta ya un tiempo desproporcionado (diez, quince, hasta veinte años!). Me parece que eso ya es ser uno demasiado conchudo y desconsiderado, y por eso sigo luchando para no terminar así o en condiciones peores.

Mientras no me resigna, seguiré buscando empleo. Un empleo digno, es lo único que pido. En donde pueda demostrar lo que sé y lo que puedo dar. También existe la posibilidad de crear empresa, pero el panorama económico nacional derrumba mis expectativas y ese es tema para otro artículo. Al menos tengo suficiente tiempo para leer lo que me gusta y escribir de lo que se me antoja. El trabajo en cierta forma esclavizaría mis ideas.

Radiografía familiar

Mis abuelos tanto paternos como maternos fueron gente del campo. Honrados, amables, frenteros ante las adversidades. Unos venían de ascendencia paisa, de los primeros colonizadores que llegaron al eje cafetero. Otros eran calentanos de corazón y sentimiento. Hicieron parte directa o indirectamente de la historia colombiana de 1920 a nuestros días.

Mi abuela paterna una vez cuidaba un hato lechero, en un frío pueblo andino. Hasta que un día se desató la violencia de la guerra partidista, y de las guerrillas como la chusma bajo órdenes de alias sangre negra. Mi abuela creía ante todo en el Dios del catolicismo antes de cualquier partido político. Fue tanto el terror y la persecución de entonces que a mi abuela paterna le tocó salir de ahí, y ser la primera desplazada por la violencia en la familia. Posteriormente, empezó a trabajar como comerciante. Fue una de las mujeres que aprendió a fabricar tabaco y a venderlo bajo el contrabando de la época. Sufrió la persecución de la ley, y de los mal llamados bandidos, quienes le querían arrebatar el producto de sus manos. Luchó con las uñas para darle educación a todos sus hijos, quienes llegaron a ser destacados profesionales. Echaba de menos a su marido, y pensaba que seguía vivo aun después de haber fallecido muchos años ha.

La música era la profesión de mi abuelo paterno. Tocaba para amenizar todo tipo de fiestas y llegó a pertenecer a bandas de música locales. El último instrumento que tocó fue la trompeta. Tocó por última vez en el club militar de Bogotá, ante una gala oficial. Sufrió un golpe fulminante en el escenario que se lo llevó de este mundo. Mi padre siempre lo recuerda junto con la memoria de mi abuela.

Acerca de la vida de mi abuelo materno he escuchado de mi madre que era un paisa buen mozo, trabajador sin cansancio, campesino de hacha y machete. Hasta el tiempo que vivió, que fue muy corto, puesto que se fue de este mundo a los treinta y tres años, siempre procuró que nunca faltara el plato de comida en su familia. Era un campesino ejemplar, siempre dispuesto a recibir y atender al que fuera en su casa.

De mi abuela materna recuerdo su temperamento, pero sobre todo, su bondad y nobleza. Era una mujer que daba todo sin esperar nada a cambio. Todo el que llegaba a su casa no se iba con las manos o el estómago vacío. Hizo de la caridad y la generosidad un principio de vida.

Uno de mis tíos fue un académico destacado. Se graduó con todos los honores en bachiller, y fue tanta su dedicación y amor al estudio, que pronto lo nombrarían docente en el colegio de donde egresaba. Llegó a enseñarles valores humanos a los policías en la escuela del municipio. Tiempo después terminó sus estudios oficiales y ejerció como un destacado sindicalista del gremio docente en una tierra fronteriza a la selva. No le temblaba la voz para enfrentar a los corruptos. Padeció a lo largo de su vida de crisis esquizofrénicas. No obstante, fue uno de los más lúcidos en la familia. Tuvo que vivir también el desplazamiento forzoso por la violencia, teniendo que vender todo lo que había conseguido y salir de sus propiedades. Aunque sus enemigos no pudieron contra el, una salud descuidada lo llevó a la tumba.
Mi padre siempre ha sido un ejemplo para mí. Toda su vida ha procurado ser fiel a sus principios y valores. La responsabilidad ante todo es una de sus virtudes. Rodeado de números, cantidades, valores y cuentas ajenas, mantuvo su honestidad intacta. En todo tiempo ha sabido defender su verdad, aun a pesar de los riesgos. Un hombre que no teme empuñar un azadón o un lápiz, trabajando con humildad.

Mi madre es el reflejo de mi sentimiento. Una mujer luchadora incansable, dedicada por completo a la familia, trabajadora, práctica y recursiva. Es tan sensible y perceptiva que todo le afecta, todo toca su corazón. Siempre abierta a la gente, muy amigable, de una amabilidad y hospitalidad admirables. Heredó de mi abuela la generosidad con el prójimo. Vive siempre en función de los demás antes que para sí misma.

Esta fue a grandes rasgos una descripción familiar. Espero tener algo que aportar en esta historia a futuro. Esta y otras más son el resumen de la familia colombiana. Gente de bien que solo quiere vivir en paz y en hermandad.

El pintoresco de Agustín

A la memoria de Agustín

Se levantaba con los primeros cantos del gallo en la madrugada, e inmediatamente después encendía su primer cigarrillo. Para el era un ritual imprescindible, puesto que el humo canceroso recorría sus pulmones ya corroídos por la nicotina, y al expulsarlo, ahuyentaba los fantasmas que según el, rondaban los alrededores de su finca. La tos seca no se hacía esperar al tomar el primer tinto.

Vivía la mayoría del tiempo en forma pacífica en su pequeña parcela de tres hectáreas, donde criaba ganado y los animales típicos del campo. Se encontraba solo, puesto que su mujer lo había dejado al fallecer a causa de una apoplejía hace tiempo, y su único hijo se encontraba en otras tierras, allá en los amplios llanos. A pesar de su soledad, siempre tenía encuentros furtivos con las mujeres fáciles de turno del pueblo. Sus facciones eran fuertes, pronunciadas, propias de las personas ya entradas en años y en mundo, aunque a decir verdad, Agustín tan solo frisaba los cincuenta octubres y había permanecido la mayoría del tiempo en la tierra de sus viejos.

Contaba la gente que era un tipo algo tosco pero amable, de pocas palabras, sencillo, aficionado a las peleas de gallos, y en las cuales había sido un tahúr reconocido, hasta el día en que un gallo negro le mató “el faisán”, un gallo colorado a quien le tenía mucho afecto. “Agustín solo se saca el cigarrillo de la boca para comer y dormir”, decían los que le conocían, y era verdad puesto que era muy extraño verlo sin el pitillo encendido, ni siquiera lo apagó en el entierro de su mujer.

Cuando subía al pueblo, los fines de semana, casi siempre se encontraba con su cuadrilla de amigos en la taberna de Doña Pola, donde además iba a buscar a la ronca, una mujer cuarentona de figura gruesa, amplios senos y anchas caderas, la cual debía su nombre al tono de voz en que gemía o fingía gemir cuando tenia sexo con sus clientes. La ronca era la única que lo mimaba de entre todas las mujeres, tal vez por compasión desde que quedó viudo.

Muchas historias y leyendas urbanas rondaban la vida de Agustín. Algunos decían que era cuatrero, otros aseguraban haberlo visto en varias ocasiones hablar con un tipo vestido de negro en el cruce de caminos a la luz de la luna llena, días antes de la cuaresma. Afirmaban que practicaba algún tipo de superchería y que tenía cierta suerte sobrenatural con los naipes. Una historia de aquellas cuenta que una noche antes de su cumpleaños había jugado al pablillo hasta altas horas, y en todo el tiempo que estuvo siempre había ganado, ante la mirada atónita y enfadosa de sus amigotes . Esa noche algunos lo persiguieron para lincharlo y robarle lo que les había ganado a los jugadores pero por cosas extrañas el tipo se desapareció en el camino sin dejar rastro. Desde entonces era común que nadie lo dejara jugar al naipe en el pueblo o en la vereda. Agustín solo se encogía de hombros y fumaba su cigarrillo. Desde aquel suceso nunca más volvió a jugar naipes.

Tenía la manía de gastarle bromas de vez en cuando a Arnoldo, su amigo más cercano. Cuando lo iba a visitar a su vega para ir a comprarle plátanos, le escondía el machete o el sombrero, le robaba los cigarrillos, le amarraba los burros al otro lado de la acequia o le dejaba cocinando en la hornilla de leña una olla llena de agua y ceniza. Arnoldo se irritaba, pero luego se echaba a reír con el cuando se iban de juerga para el pueblo, puesto que Agustín, por ser pensionado del ejército, le llegaban ingresos extras que derrochaba en su compañía en la taberna.

La vida era en apariencia normal para Agustín hasta que una madrugada, al ir a hacer sus necesidades físicas, noto que al toser había escupido sangre. No le dio importancia al asunto y siguió haciendo todo como de costumbre. Unos días después le sobrevino un ataque respiratorio, que casi lo fulmina de súbito, a no ser que se encontraba en la taberna, donde sus amigos lo auxiliaron para llevarlo al hospital. Allí le diagnosticaron un caso avanzado de enfisema pulmonar. Lo internaron, dándole la atención posible con tratamientos paliativos, puesto que la vida de Agustín se degradaba más y más, a tal punto de requerir respiración artificial. No pudo aguantar en ese estado más de un mes. Daría su última bocanada artificial de aire en la madrugada de un sábado, víspera de Corpus.

Arnoldo y la ronca lo acompañaron en el último adiós. En su funeral asistieron sus amigos y enemigos, y su hijo quien pidió licencia laboral para irlo a enterrar. Cuentan que el ataúd se hizo más pesado a medida que llegaban al cementerio, a tal punto de que necesitaron solicitar ayuda extra y relevar varias veces a quienes lo cargaban.

Aquí reza en resumen la vida de Agustín, un hombre como muchos otros, que alcanzó lo humano y lo divino en su vivir. Que vivió como pudo y a veces como quiso. Allá en la taberna una mujer de vez en cuando se acuerda y derrama una lágrima seca. Mientras que en una platanera, un hombre espanta sus fantasmas con un trago de aguardiente.

lunes, 8 de febrero de 2010

Un soneto me manda hacer Uribe


Me resultó jocosa una de las ordenes del presidente a sus funcionarios el pasado fin de semana cuando en pleno consejo comunal se refirió a lo “confusa” que llegó a ser la presentación del decreto “de remiendo” de la emergencia social anunciada por el ministerio de la (des)protección social. Uribe palabras mas, palabras menos quería hacer entendible lo que a su parecer los colombianos no le entendíamos, como si se hubiera escrito primero un poema pleno de retórica rebuscada, y luego reescribirlo a uno de formas coloquiales.

Resulta entonces que los colombianos malinterpretamos el decreto que pretende salvar lo insalvable, que tal vez una institución como la academia con su ciencia y sabiduría, le resultó ilegible, complejo, demasiado lioso. Me parece que el presidente buscó una excusa muy rebuscada, para salvar el problema y retomarlo por otro ángulo. Nosotros si le entendimos, señor presidente, lo que pasa es que no nos lo creemos, ni “tragamos entero” que es otra cosa. Nos parece inadmisible convertir la salud en un favor, en un negocio más y no en un derecho y un servicio. Por algo se hizo sentir la voz de protesta el fin de semana pasado, cuando la gente salió a marchar por su derecho a una salud mínima y adecuada, a vivir dignamente con calidad.

Me imagino lo que debía de estar pensando el viceministro cuando Uribe le manda a corregir el texto a guisa de poema popular. El hombre entonces no se decidía si consultar a un nadaísta, o quizás a uno de los de “piedra y cielo”. El viceministro tal vez se acordaba de sus poemas chuecos de enamorado cuando escolar. Y se imaginaba el lío que sería embutir el galimatías propio de los decretos dentro de un soneto, como el pintoresco poema de Lope de Vega. Supongo que la cuestión seria subsanada si reclutaran poetas desempleados para componer los versos que hicieran falta.

Claro, no hay que olvidar que también el presidente es un hombre culto, dotado de un lirismo y una retórica particular y sin igual. Si no, ¿cómo podría responderles a sus detractores y enemigos públicos cuando con sus envenados argumentos le debaten y discuten sus políticas de gobierno en todos los medios? Su comprobada capacidad de réplica es evidente en su discurso, aunque algunas veces tienda a “salirse por la tangente” desviando el foco de atención, o recurriendo a variadas estrategias retóricas para confundir a su adversario, uno de los principios de cualquier guerra.

Nosotros, los ciudadanos peatones, tal vez no tengamos mucho bagaje intelectual, debido a una pobre educación. Tal vez nunca hayamos leído a Calderón de la Barca, Lope de Vega, García Lorca, Antonio Machado, Octavio Paz, Luís Vidales, Gonzalo Arango, Raúl Jattin, etc. Tal vez no tenemos cultura literaria porque nos parece mortalmente aburrido perder el tiempo leyendo un libro en la sala de espera de un hospital, o en la cola para solicitar una cita médica. Es muy probable que no sepamos distinguir una oda de una elegía, una silva de un romance o un alejandrino de una seguidilla. Pero si tenemos voz y voto popular (hasta donde nos lo permita el estado de opinión) en las decisiones del país y cuando se delega el poder que emana del pueblo se espera el bienestar mínimo para todos. Así que no necesitamos decretos en verso o en prosa, sino que se respeten nuestros derechos. Es lo mínimo.


***

No se podía hacer esperar la defensa de los medios acérrimos de la “casa de Nari” como RCN, al presidente. La entrevista a Uribe por parte de la directora de noticias del canal el domingo en la mañana es una muestra más del favoritismo de estos medios amañados.

Espectacular adjetivo


A Maria Fernanda Yepes no solo le debemos el poder comprender a través de sus personajes un poco más el nefasto mundo de narcotraficantes, chicas “prepago” y violencia, que han proyectado hasta el cansancio los canales nacionales. Además de alborotar la libido masculina con sus curvas y voluptuosidades, a ella le debemos también el haber contribuido a la idiosincrasia colombiana con una de las muletillas más trilladas y manipuladas desde su adopción. Hablo del adjetivo espectacular el cual, desde su aparición en la jerga criolla, ha dado para todo y para todos.

Hace ya quizá más de una década, que pasiva o activamente se viene usando esta palabra para describir las más veces incorrecta y redundante, infinidad de sucesos y acciones de la sociedad colombiana, tanto propios de la “farsándula” como de cualquier otro ámbito. La han usado y re-usado hasta el desgaste modelos, actores, presentadoras, reinas de belleza, políticos, periodistas, curas, deportistas, niños, jóvenes, ancianos, mujeres y hombres de todos los estratos y condiciones socioculturales. Prácticamente todo el mundo en Colombia de forma consciente o inconsciente ha recurrido a este vocablo para expresar sorpresa, emoción, sobresalto o disgusto.

Y cuando nombro a la actriz paisa como posible cómplice de la “epidemia de la muletilla”, lo sustento en una de sus tempranas apariciones en televisión. Traigo a recuerdo del común un comercial televisivo de una marca de cerveza de la empresa del monopolio, en la que esta niña aparecía definiendo en dos frases su preferencia por esta bebida alcohólica. La última palabra que dijo y hasta la forma como lo dijo, dio para que a partir de entonces nos apropiáramos de un término que ya de por sí era viejo en el mundo del entretenimiento. No digo que ella hubiera sido la culpable por su largo y profundo diálogo de descripción de un producto, sino que sentó un precedente, puesto que a partir de entonces inició la plaga en la radio, la televisión y el resto fue coser y cantar.

Analicemos un poco el término. Según el Diccionario de la lengua, es un adjetivo en el que se expresa aquello que tiene caracteres propios de un espectáculo público, o como sinónimo recurrente de un hecho aparatoso u ostentoso. Tomando esta acepción, un evento como Rock al Parque, una demostración artística en televisión, un evento para batir un Record Guiness, hasta un accidente de autos múltiple, son ejemplos de algo espectacular. Curiosamente, la definición para siniestros o hechos aparatosos como accidentes, no se usa muy a menudo, tal vez porque el ignorante tiende a limitar el significado de la palabra solo a asuntos positivos. Es por eso que en los noticieros rara vez se habla de la espectacular caída de un edificio, o un espectacular choque de trenes.

Cuando ya no se tiene más que decir, se recurre a este bordón para rematar lo emocionante del hecho. A veces se usa mal con adverbios como demasiado, otras veces se sale de contexto cuando se describe algo común y cotidiano, distante de ser un espectáculo. Las situaciones se prestan para todo y no hay un solo evento, desde una piñata hasta un reinado, que no sea calificado de esta forma.

Es válido recordar que la lengua española (o castellana), es una de las más ricas en vocablos del mundo. Podemos describir un hecho de múltiples formas, algunas mas altisonantes, si se prefiere, que otras. Cuando reducimos nuestro léxico a muletillas de este talante, nos parecemos en forma negativa a los españoles, quienes a pesar de tener nativo el idioma, con todos sus barroquismos fonéticos, sintácticos y gramaticales, nublan el espíritu del mismo, con la infinidad de tacos y sartas de palabras pobres en contenido. ¿Acaso seguiremos el mismo camino lingüístico?

Cada vez que escucho la trajinada palabra, hago votos para que pronto nos cansemos de recurrir a esta, para que de una vez por todas la dejemos descansar al menos relegada para asuntos puntuales. Pero al parecer, el vaticinio apunta a que aparecerá otra figura pública (¿podría ser el presidente?), quien dotado de un enriquecido y amplio vocabulario, saque del sombrero, y como en cierto programa infantil, la palabra del día. Y se repita la misma historia.

viernes, 5 de febrero de 2010

Genocidio Indígena


El 2009 fue un año funesto para los indígenas en Colombia. Se agudizó la persecución que estos grupos étnicos han sufrido desde mucho tiempo atrás por lado y lado de los actores del conflicto (recordemos el asesinato de los miembros de la comunidad Awá), algunos siguen siendo los mismos de siempre, otros han mutado en organizaciones aun mas peligrosas, las cuales el gobierno solo se limita a denominar “bandas criminales”. Ahora en el año en curso, aparecen nuevos hechos indignantes, no solo por ser un atentado contra esta población, sino por involucrar a la Fuerza Pública y posibles intereses oscuros de multinacionales.

Me refiero al bombardeo que recientemente sufrió una comunidad Emberá Katío, por parte de un operativo de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC). Tomando las palabras de un vocero de la comunidad citadas en la revista Semana, se “violó el fuero indígena”, y por ende, los derechos particulares y generales. El presidente Uribe salió entonces en defensa de la institución argumentando en otras declaraciones que la Fuerza Pública es “cuidadosa” con la población civil.

El problema de fondo no es tanto si las instituciones son cuidadosas o no, puesto que se sobreentiende que los organismos que mantienen el orden deben proteger con la suficiente cautela los derechos humanos de la población civil. Lo realmente crítico en esto es la suma de todas las injurias que se han convertido en el genocidio que está desangrando estas etnias.

El pueblo indígena no ha tenido un solo día de descanso a partir de la conquista de América. Solo se han “modernizado” los ataques de los que son víctimas. Es un pueblo que siempre, aún a pesar de esfuerzos fatuos, ha sido discriminado, ocultado, ridiculizado, etiquetado y ultrajado. Muchos suelen tacharlos de ser simplemente un remanente de la etapa primitiva del hombre. Han perdido muchas tradiciones, la lenguas autóctonas se extinguen, la cultura se degrada y se acomoda a la fuerza al pensamiento contemporáneo. Frecuentemente observamos como han tenido que dejarlo todo y dedicarse en las ciudades a lo que pueden, sea en artesanías o en muchos casos a mendigar. Los que se quedan en sus resguardos tienen que escoger a la fuerza de fusil un bando en el conflicto y terminan siendo blancos de la corrosión que genera la violencia y la droga. Es un pueblo que se desintegra de a poco.

Las leyes, los programas y las políticas “de papel y en el papel” no son suficientes para garantizar la protección de los pueblos indígenas. En un reciente informe del profesor S. James Anaya, el Relator Especial de Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas, se ha hecho patente la preocupación de tal organismo internacional sobre la vulnerabilidad de esta población. El informe se ciñe al discurso propio, es bastante diplomático y con cierto nivel de reserva frente a la realidad que se vive en estas comunidades. El gobierno ha cumplido en procurar un marco legal y escenarios para una mejora de la situación, pero se ha quedado corto en la ejecución de las medidas necesarias. Los indígenas no soportan mas y tienen que buscar soluciones utilizando la participación democrática de sus líderes y voceros, marchando en protesta pacífica, o irónicamente solicitando la ayuda a la corona española. Muchas voces y pocos oidos prestos a escuchar.

Es evidente que la política de “seguridad democrática” no ha sido suficientemente eficaz para enfrentar esta problemática. Y si se suman ataques “sin querer queriendo”, es insostenible. Mientras se presenta esto, aparecen otras figuras oscuras en el escenario como son las multinacionales y sus intereses propios en los territorios indígenas. La gente (traducción del vocablo Emberá) y los demás pueblos afectados, han resistido con el valor suficiente de esta raza los múltiples embates corporativos, a quienes les prima el interés económico sobre la integridad de un pueblo que tiene derecho legítimo a vivir en paz en los resguardos. Los han querido sacar a la fuerza, intentado comprar con dinero, pero ellos se mantienen firmes hasta donde pueden y recurren a su derecho constitucional. Realizando un contraste de hechos, se yergue un halo siniestro sobre el futuro de las comunidades más amenazadas.

No es nada alentador entonces el panorama para los pueblos indígenas y autóctonos de Colombia. El gobierno no puede seguir siendo indiferente e indolente. Pronto tendrá que mostrar la cara frente a los organismos internacionales, si se llega a agudizar la situación o se presentan más casos de extrema gravedad (¿pero, acaso tiene que pasar algo mas grave?). Cabe la duda que se haga algo, puesto que no es muy claro el nivel y el tipo de interés de los responsables, ni tampoco el compromiso real que tienen con este pueblo. Los indígenas tendrán que seguir marchando, seguir padeciendo y seguir enviando mensajes a la comunidad internacional, en espera de que alguien se apiade de su suerte. Y un pueblo que no protege y defiende sus orígenes, está condenado a sucumbir ante una ausencia de identidad.

***

Con desconcierto y total desaprobación recibo la noticia del triste “cambio” de la Revista Cambio al pasar de ser una publicación semanal con admirable capacidad de análisis y despliegue periodístico (hasta cierto punto) independiente de los hechos más críticos de la actualidad, a ser un pasquín cultural mensual. Es innegable que existen conflictos de intereses entre la Casa Editorial El Tiempo y la revista. ¿Hasta dónde se puede hablar de cierto tipo de censura en un caso como este? ¿Es posible creer que solo es un asunto de generación de beneficios económicos?

jueves, 4 de febrero de 2010

Efecto placebo


Tan simple como acabar con las esperanzas de vida de un paciente. Esa es la nueva política del Ministerio de la (des)Protección Social, el cual, no contento con lo desastrosa que ha sido la ejecución de la nefasta ley 100, ahora impone decretos en forma categórica, sin contar primero con la voz de los afectados y del personal médico. De nada le sirve al paciente en extremo paciente, valga el pleonasmo, en demostrar claros síntomas de dolor, de agonía en su cuerpo diezmado por una enfermedad feroz que no se puede controlar con “paliativos”. No vale siquiera los reclamos insistentes hasta el cansancio de miles de usuarios a las afueras de las IPS para recibir un trato digno y con un mínimo de humanidad en estas “empresas” de la salud. La gente tiene que aguantarse con lo que hay y hasta con menos.

El sistema de salud en Colombia se ha convertido en un “chicharrón” para el gobierno de turno o permanente, a partir de la ley 100 de 1993, que prometía ser la panacea para curar todos los problemas orgánicos. Diecisiete años después se ha demostrado que solo ha servido para agravar la situación. No parece justo y válido expedir decretos de “remiendo” para paliar la situación. El gobierno no reconoce que la salud como muchas otros bienes sociales la han vendido y cambiado con los poderosos a cambio de respaldo y servicios mediocres tendiendo a pésimos.

He podido vivir en carne propia la situación, ya que he estado tanto en el régimen contributivo como en el subsidiado. Y no he notado la diferencia salvo en el aviso, puesto que siempre ha sido un mal servicio. Siempre hay dos desventajas respecto a una sola ventaja. Así que no ha sido un cambio brusco mutar de una a otra entidad y observar cómo muchos profesionales de la salud tienen las manos atadas a cuerdas invisibles manipuladas por las industrias farmacéuticas y el conglomerado de poderosos dueños de las cientos de clínicas y hospitales que existen en el país.

Esperas interminables en colas estáticas, líneas de atención al usuario que nunca funcionan, médicos inhumanos, medicinas insuficientes, tratamientos no cubiertos y costosos, la lista de falencias y agravios es grande y es un grito de angustia al unísono entre los pacientes colombianos. Y es un problema grave, tanto como una enfermedad terminal, contra la cual siguen luchando de forma inadecuada. El país prometía salir de esta crisis hace años junto con otros como Chile. Ahora el vecino austral se recupera con medidas que van directamente a la población. Ya se sabe que la calidad de vida de un grupo social está en el nivel de expectativa de vida y de salud que tienen sus miembros, que el Estado brinde protección y prevención ante epidemias y pandemias, etc. Pero en Colombia nos dejamos “embolatar” con cualquier arreglo y como cualquier otra estrategia neoliberal, se le deja el problema a las empresas privadas.

El problema para los responsables puede ser que la gente de a pie y del común se este quejando continuamente, y le hagan zumbar los oídos. Estos para apaciguar las masas descontentas y enfermizas apelan a lo que tengan a la mano. A veces pasan por encima de identidades como la academia, la cual es actor crítico del proceso. Entonces, ¿Se están preparando personal humano para atender humanos o solo se pretende formar legiones de verdugos que cumplan la misión de prolongar la agonía, el dolor y la desesperación del paciente?

Esta problemática como muchas otras tiene un pronóstico de futuro colapso. Pero igual nada se puede esperar de vernos posiblemente reflejados en modelos tan desproporcionados como el sistema de salud estadounidense, el cual también tiene en tela de juicio a sus dirigentes. Mientras tanto, aquí se aplica el conocido efecto placebo, para ver si el paciente se traga la mentira de que está tomando la cura de todos sus males. Ya veremos si mañana amanece vivo.

***

El reciente informe de la organización Human Rights Watch sobre la presencia paramilitar en Colombia, deja en entredicho la acción del gobierno sobre estos grupos armados. En otras ocasiones se ha cuestionado esta transigencia y el informe solo es otra evidencia de las sombras siniestras que rodean al inquilino de la casa de Nari.

***

Brillante debate realizado en la Tadeo Lozano. Una muestra de que aún se puede analizar y discutir la gestión del presidente en su ejercicio del poder y todas las controversias que ha originado su mandato, tanto por sus políticas particulares como el desempeño de los miembros de su gabinete, quienes se han visto involucrados en graves imputaciones y hechos que solo han dado para la indignación y la impunidad. Excelentes réplicas de Claudia Lopez, a quien admiro por tener el valor suficiente para enfrentar a Uribe y replicar su discurso.

miércoles, 3 de febrero de 2010

El gato y yo


Me gusta la personalidad de los gatos. Estos felinos domésticos tienen un no se qué que me atrae y me divierte. Soy un fanático (políticamente correcto) más de estos animalitos. Desde que tengo conocimiento, siempre he tenido la compañía de un gato. Sea propio o ajeno, sea silvestre o doméstico. Los he sabido defender de sus enemigos naturales (los perros, valga la referencia). Les he puesto nombres extraños, como los que le ponen a los gatos elitistas de pedigrí (mi gata actual se llama Hancock’s lady Cantaloupe Island, en honor a Herbie Hancock y su música). A veces me he portado indiferente y hostil con ellos en ciertos momentos, lo reconozco, pero he sabido apreciarlos como lo que son: un animal doméstico excepcional que merece respeto, cariño, atención y cuidados.

La vida del hombre ha estado rodeada de estos animalitos desde tiempos antiguos. Han llegado a ser divinizados como ocurrió en Egipto antiguo, y posteriormente satanizados en la edad media por sus “misteriosas” costumbres nocturnas. Aunque actualmente no es tan popular como el perro, tienen muchas ventajas frente a estos, como la de ser más limpios y menos destructores que estos. Además de su ternura y una permanente disposición lúdica, Poseen cierto grado de dignidad y un poco de “arrogancia felina” que no los deja ser demasiados sumisos. Sus orígenes e influencias salvajes lo dotan de una forma de espíritu libre.

Han sido testigos y protagonistas principales de muchas historias y leyendas, incluyendo ficciones y fantasías animadas de todo tipo. Han sido populares en medios como la literatura en el gato con botas; el arte plástico como el gato de una pintura de Rosseau; el cine de Disney con los aristogatos, o humanizado en una sensual gatubela; la televisión con el gato Tom, y Silvestre por el otro lado; el bolso mágico de felix el gato; y las historietas populares de Garfield. Ya que alguno sea alérgico o poco simpatizante, siempre tendrá un buen recuerdo de un gato héroe o villano.

Un tema que me ha inquietado bastante de la vida del felis silvestres catus es su sexualidad reproductiva. En este aspecto el gato conserva sus instintos más salvajes, ya que cuando se encuentra en celo y bajo el cobijo de la noche, se comporta de una manera escandalosa, impúdica, cómo si el vecindario entero le perteneciera a sus anchas para su combate sexual. Digo combate porque los machos compiten por la hembra, y posteriormente el vencedor tiene que luchar, exhausto ya, por copular con esta, la cual se muestra realmente agresiva para consumar el acto. Los maullidos de agresividad, de dolor o del producto de la unión pueden hacer despertar y desconcertar a una cuadra entera. Esta suele ser una de las causales del odio trivial al que se hacen acreedores los mininos. A mi parecer sigue siendo una etapa de la vida gatuna llena de un derroche de energía y de instinto puro. Recuerdo un libro del maestro Fernando González llamado Salomé en la que el sabio describía su propia vida contrastada con la vida de su gata que tenía el nombre de la obra, y la cual contaba las peripecias de la mascota incluyendo entre otras cosas una detallada descripción de sus furtivos encuentros reproductivos. La verdad tengo serias dudas de que tales actos sean meramente para la preservación y descendencia de la especie, y no he encontrado literatura científica que refute que los gatos no sientan placer en ese momento. Lo que si me ha quedado claro es que el amor gatuno es bastante salvaje y doloroso.

Instintivo, salvaje, tierno, juguetón, héroe, dios, demonio, villano, el gato siempre ha causado diferentes reacciones en el hombre. La huella de su garra ha quedado en la impronta de la historia como uno de los animales mas curiosos de la naturaleza. Es un animal que siempre está ahí, en un callejón jugando a su antiguo juego del gato y el ratón, en la sala de una casa jugando con una bola de estambre, y quizás en la noche, con sus duelos amatorios. Es un felino en miniatura que no le tiene nada que envidiar a sus primos grandes. Un animal con personalidad y espíritu libre. Y por eso es que me encantan.