miércoles, 2 de junio de 2010

Un vistazo profano al net art

La Internet-actividad o interactividad como expresión artística, viene siendo una síntesis apurada sobre el fenómeno que ha sido (y que sigue siendo, a pesar de haberse declarado su extinción), del net art.

El net art es aquella producción artística que se hace sobre y para Internet. Los orígenes que dieron impulso al net art son tan diversos como los medios en donde se ha expresado el arte, sea video, audio, instalaciones, pintura, escultura etc. El auge de la red mundial de computadores en los años 90, junto con el boom de la economía dot com proporcionó una atmósfera ideal para que los primeros netartistas, dieran a conocer sus trabajos. El origen mismo del término, proviene de un mensaje de correo electrónico que recibió en su cuenta uno de los pioneros del net art, Vuk Cosic, a finales de 1995. Este mensaje corrupto solo tenía dos palabras legibles (Net.Art). Nacía entonces un concepto y una nueva corriente de expresión.

Lo realmente atrayente del net art no es solo la posibilidad de desarrollar y publicar los trabajos en la red, sino de que se crea una nueva cultura interactiva alrededor de estos. Tanto programadores (hackers), como activistas y realizadores varios, lanzan una propuesta, que pretende la participación activa del usuario que está al otro lado de la línea. Instalaciones lumínicas controladas remotamente, jardines naturales teledirigidos, manipulación de espacios públicos a través de cámaras de seguridad, creación de formas alternativas de expresión y de comunicación dentro de lo digital, son solo algunos ejemplos de cómo el usuario es provocado a volverse cómplice del artista primario, que le permite crear una nueva versión de su obra. He aquí el punto más crítico y cuestionable del net art: la irrepetibilidad, el libre acceso a la manifestación.

Mientras el sujeto humano-digital hace parte activa de la exposición, este se está cuestionando sobre el alcance de las acciones y el contenido de las mismas. Hay creaciones que mezclan lo real con lo virtual, generando una realidad alternativa, que trasciende lo que inicialmente se sospecha como mera abstracción. Al considerar por ejemplo una página web en la que se invita al visitante a presionar un botón con el puntero del mouse, sin advertirle las consecuencias del acto mismo, puede prestarse para múltiples conjeturas: desde un inofensivo mensaje o presentación en pantalla, hasta la activación de una ojiva nuclear en el otro lado del mundo. El sujeto entonces puede ser motivado a crear o destruir.

Existen otras expresiones de net art en las que se mezclan representaciones de elementos tangibles, vivos con la propia “naturaleza muerta” del mundo cibernético. En este tipo de expresiones predomina el collage de imágenes que muestran lo aparentemente absurdo del exterior de la pantalla, y lo relativamente cercano, íntimo, personal, propio, dentro de una estructura electrónica. Se crean patrones de comportamientos completos, vidas enteras rondan el ciberespacio y se complementan, dejando a un lado lo contundente y cierto que puede llegar a ser la vida natural. Entonces se genera cuestiones sobre el verdadero papel del hombre dentro de Internet.

Algunos investigadores y artistas del medio afirman sin pestañear que el net art ha muerto, o que nació muerto, debido a su fugaz carrera en sus inicios, y su aparente abandono. Lo cierto es que hoy en día es posible hacer arte en la red con mejor calidad y a pesar de que este tipo de expresión se haya vuelto en cierto modo underground, es probable que aun le queden etapas de evolución. Continuamente vemos medios como la televisión, la radio, expresiones como la música, la literatura, poco a poco van cerrando brechas con la Internet y van fusionando o anexando sus expresiones con esta, permitiendo una de las características favorables de la globalización. Entonces no se puede llegar a emitir un juicio a priori, sino dejar en puntos suspensivos el trabajo de los netartistas, quienes siguen desarrollando proyectos interesantes.

En Colombia es destacable el trabajo de muchos netartistas. En el 2007 el Banco de la Republica realizó una muestra sobre net art: “Net art Colombia: Es feo y no le gusta el cursor”. En esta oportunidad se abrió paso a que varios artistas contribuyeran a generar nuevas formas de concebir la realidad, esta vez en imaginarios soportados en la red.

El net art es una propuesta que aun sigue siendo nueva, es llamativa, permite la acción y la reflexión en simultánea, en vivo y en tiempo real. Es un perfomance entre artista, medio y espectador-participante. La conectividad y la adopción de nuevas formas de expresión no degradan el contenido del mismo arte, sino que lo transforma y a su vez transforma culturas, y ese es el desafío en una era digital.

martes, 27 de abril de 2010

Un profano habla de Chernobyl

Cuando era niño, y recién empezaba a explorar de forma conciente y racional el mundo que me rodeaba, pude desarrollar junto con mis habilidades cognoscitivas, un miedo, un pánico paralizante frente a los fenómenos naturales y artificiales que no podía controlar. Gracias a la televisión, mi fiel compañera de tardes de tedio, pude contemplar la infinidad de desastres producidos por huracanes, terremotos, así como los originados por fallas eléctricas considerables, desastres en plantas refinadoras de petróleo, etc. Ninguna fue tan intimidante, como cuando pude observar los desastres originados por la radiación nuclear. Un desastre reconocido como el peor accidente nuclear de la historia, tendría lugar en la madrugada del 26 de abril de 1986, en plena primavera. Cuando sucedía el desastre de Chernobyl contaba con un año de vida, y me encontraba aparentemente a salvo a miles de kilómetros de distancia del epicentro. Doce años después, seguían hablando del desastre y de las consecuencias que a corto y largo plazo originó, no solo en Ucrania sino en el resto del mundo.

Vuelve y juega la radioactividad en la historia del hombre. Cuando se hace mención a este fenómeno físico de ciertos elementos, siempre se hace una relación con el símbolo de advertencia estándar que previene sobre la exposición a este proceso de la materia. Imaginamos plantas nucleares donde manipulan con extrema precaución tales elementos para producir energía (o en casos inquietantes armas de destrucción masiva) y visualizamos también hombres en trajes especiales, como de astronauta, midiendo con un contador Geiger y el típico crepitar del aparato.

La radiación es mucho más que eso. Viene ligada a la naturaleza del hombre desde siempre y en todo momento estamos expuestos a niveles de radiación desde aparentemente normales a críticamente excesivos. El uso y tratamiento de esta fuente de energía ha sido motivo de análisis desde muchos ámbitos, como en el político y militar, el ambiental, pero sobre todo en lo concerniente a la ética. No hay grupo social por pequeño que sea que no esté involucrado en el tema, sin importar si desconocen totalmente el fenómeno o no. Toda la humanidad es responsable en ciertas proporciones al buen o mal uso que se le dé. Ejemplos nefastos ya los hemos visto en Hiroshima, Nagasaki y en Chernobyl. No es solo un asunto de desarme nuclear, es un asunto de conservación.

La ciencia ficción no ha colaborado mucho para tranquilizarnos al respecto. Las películas y algunas series televisivas han demostrado una aniquilación inminente de la raza humana debido a la energía nuclear. Recuerdo una excelente película de 1964 de Stanley Kubrick llamada “Dr. Strangelove or: How I learned to stop worrying and love the bomb” (Dr. raroamor o cómo aprendía a dejar de preocuparme y amar la bomba), en la que se hacía una parodia-reflexión de la crisis armamentista de la guerra fría. También de la serie de televisión no muy popular de abc, Jericó, en donde un pueblo entero típicamente estadounidense tenía que lidiar con el problema de sobrevivir frente a un ataque nuclear. Ejemplos en los que se lleva el miedo natural del hombre a las fuerzas que no puede controlar fácilmente a extremos apocalípticos. Si bien es cierto que existe un peligro inminente de que caiga en manos equivocadas el control nuclear, también es preocupante la seguridad y protección radiológica en los países donde existen plantas industriales de este tipo.

Chernobyl es un fantasma siniestro que recorre el mundo, aun existen secuelas de ese desastre, que quizás haya producido más victimas que las de Hiroshima y Nagasaki juntas. De hecho, la lluvia radioactiva originada fue 100 veces más poderosa que el efecto de las dos bombas de hidrógeno. El desastre fue inerranable, tanto como si se hubiera abierto una ventana a un infierno. Paradójicamente, uno de los sobrevivientes del hecho, consideraba que el efecto de la explosión fue algo hermoso, lleno de colores vivos y brillantes, para otros un arcoiris de muerte. Lo hermoso contrastaba con las victimas fatales, las enfermedades, el ambiente inhabitable, las secuelas en generaciones futuras, la incertidumbre sobre el inestable estado del reactor dentro de su sarcófago dentro de 30 años. Son situaciones tan inquietantes como el mismo fenómeno.

Ayer se conmemoraban 24 años y contando desde el desastre. Muchos lo ignoran, lo dan por resuelto, consideran que eso no puede pasar en el futuro con toda la tecnología que existe ahora. En los países en vías de desarrollo no hay educación al respecto, está relegado a los expertos y estos a su vez son contados. En Colombia es muy probable que no exista un solo refugio con las condiciones mínimas de protección y conservación de la vida humana frente a este suceso. No hay formas de protegerse frente a un ataque nuclear, frente a un nuevo y peor Chernobyl. Y la paranoia es válida, aun a pesar de los supuestos compromisos por desarme y reducción nuclear, muchos países le apuestan a la industrialización nuclear, entre ellos España, Irán y Venezuela.

Lo malo no es el utilizar este recurso, al fin y al cabo es algo casi tan natural como el combustible fósil o la energía eléctrica. Lo preocupante es que a pesar de que se tiene la tecnología suficiente y un mejor conocimiento de los procesos radioactivos, el ser humano por su misma condición es susceptible de cometer errores, de ahí que hubiese ocurrido lo de Chernobyl. Las máquinas tampoco remplazan al hombre completamente. No se puede dejar el ciento por ciento de control a una máquina que en comparación con el error humano, puede llegar a fallar por malfunción o recarga de información, un nivel de entropía mínimo puede ser fatal. La apreciación ética persiste, solo que no es un tema tan importante como la generación de capital o la seguridad nacional.

Lo que ocurrió en Chernobyl sigue siendo un ejemplo latente de que las cosas pueden llegar a fallar. Es por eso que todo personal involucrado o relacionado directa o indirectamente con la energía nuclear debe reflexionar previamente sobre los antecedentes históricos catastróficos. Deben tener un criterio ético definido puntual a proteger por encima de cualquier propósito científico, político o económico, la vida humana. Observar siempre antes de presionar un botón, que quizás ese simple acto puede comprometer toda la historia de la civilización o el progreso mismo de su nación. Sus decisiones pesan sobre la conciencia humana y sus actos serán en función del resultado del ejercicio del bienestar del hombre.

En mí siempre existirá ese pánico natural y algo paranoico, siempre seré ese niño temeroso que observaba en una caja negra una versión a escala del Apocalipsis. Y los años pasan, pero el fantasma no se ha ido…

A la memoria de las victimas de Chernobyl.

Suicidio en primera persona

Reconozco que en algunos momentos de mi vida he intentado quitarme la misma. Afortunadamente (y gracias a Dios), aun vivo para confesarlo. No es algo de lo que me sienta orgulloso pero tampoco me mortifica, ya que en estos momentos estoy en paz conmigo mismo y le tengo un respeto y pánico profundo a la muerte. Tal vez por temor a lo que haya al otro lado, o por que aún no siento que he terminado mis metas por las que fui proyectado a este mundo. Lo cierto es que nada me garantiza que nunca más vuelva a tener pensamientos de ese tipo. Y esto también se justifica porque he sido una persona en cierto modo depresiva. Hoy menos que ayer. Tampoco esto puede tomarse como un manifiesto suicida, solo es una experiencia y/o criterio personal frente a esta triste acción.

La vida tiene muchos motivos para ser vivida, plenamente y en lo posible con ciertos instantes fugaces de felicidad. Es cierto, uno no puede controlarlo todo, uno no puede ser infalible y pensar que todo en la vida le va a salir bien. No hay garantías de amor eterno, prosperidad y éxitos inacabables o dicha y felicidad completas. Pero eso no puede ser excusa para abordar de manera pesimista y triste el futuro. Es más, el mismo futuro no existe, nos queda labrar en el presente, conservando las esperanzas de que nuestros deseos se cumplan. Lo realmente fascinante de la experiencia vital es el poder enfrentarse a los problemas y dificultades con valentía, coraje y perseverancia, como en un juego en el que a veces se pierde pero también se gana, y mucho.

Cuando miro hacia atrás y busco los motivos por los que me sentía tan profundamente triste y deprimido, con ganas de morirme de veras, veo que ninguno era una razón lo suficientemente contundente para tomar una decisión de tamañas consecuencias. He tocado el fondo de la melancolía y aun no los encuentro. Y me pregunto entonces por qué otros deciden suicidarse por causas tan elementales. Entonces a veces trato de calmar su memoria con el considerar que probablemente sobredimensionaron sus problemas.

Muchos se han quitado la vida en diferentes etapas. Unos han alcanzado todo (amor, dinero, éxito, fama, etc) pero seguían sintiendose vacíos. Otros simplemente se sintieron frustrados consigo mismos, con lo que llegaron a ser, por muy buenos o malos. Algunos comparten el haber meditado durante largo tiempo esta fatal decisión, otros la aceptaron como solución de forma casi inmediata. Tal vez se arrepintieron camino a la muerte, o regresaron de esta con secuelas tremendas. Y hay quienes lo han intentado varias veces sin poder culminar tal despropósito.

A veces falta esa última palabra, esa llamada inesperada o esperada, un golpe de suerte, una voz amiga para detener a tiempo el desastre. A veces esto llega demasiado tarde, al segundo después. La muerte no tiene reversa.

Hay muchas formas de quitarse la vida, tantas como el ser humano ha podido inventar. El dolor que deja en sus seres queridos es inconmensurable, y nadie puede asegurar plenamente que ninguno llorará o echará de menos su ausencia. Somos importantes para alguien, así este mundo cada vez mas indiferente quiera convencernos de lo contrario.
Siempre queda esperar un momento más, buscar en otro lado, caminar, frecuentar otras personas, quizás hasta huir de nuestros propios fantasmas. Nos espera esa película por estrenar, la final de nuestro deporte favorito, el terminar ese interesante libro, el interpretar esa alegre canción. Siempre habrá algo que perderemos y que nunca volvamos a experimentar.

Nos queda el dolor, la enfermedad. Pero a veces es necesario dejar que la misma naturaleza nos alivie el sufrimiento. Es cierto no sabremos el padecimiento del otro si no se experimenta en primera persona, pero hay que saber respetar los límites. Nadie muere de forma digna, o tal vez todos mueren dignamente, lo realmente importante es saber morir con valentía y paciencia.

Muchas victimas del suicidio (prefiero denominarlas así que simplemente suicidas) apagan su luz en este mundo en horas de soledad, al caer la tarde, al sonido de una canción deprimente, bajo efecto de alguna sustancia depresiva o psicoactiva. Estan ensimismados que no pueden alzar la cabeza ni ver el horizonte. Yo les respeto su decisión, mas nunca podré compartirla.

Si alguno me lee y ha tenido pensamientos de este tipo solo quiero decirle una ultima cosa: POR FAVOR, NO LE HAGAS UN FAVOR A LA MUERTE, ya que esta no perdona. Si yo pude salir de un estado depresivo tal, quiere decir que no todo está perdido. Siempre hay oportunidad de empezar de nuevo, de reconciliarse con la vida y de hacer un pacto con ella.

La esperanza nunca se pierde, no es lo último que se pierde.

Femicidio: El orgullo nefasto del macho colombiano.

Feminicidio o femicidio: Asesinato de una mujer en su razón de su condición de ser mujer.

Hay ciertas cosas que me hacen avergonzar y apenar profundamente de mi especie y sobre todo de mi género. La violencia contra la mujer y el femicidio son algunas de ellas. Me parece inaudito que se pisotee la dignidad del sexo femenino de la forma como lo han demostrado los hechos y las cifras.

Me produce un claro malestar y encono el enterarme entre las noticias como mínimo una vez por semana, los actos que perpetran semejantes “machos” irracionales contra sus parejas, por su sola condición de ser mujer. No me considero por encima ni por debajo de cualquier otro colombiano hombre. Sin embargo e indirectamente carga en mi parte de esa culpa deshonrosa originada tal vez por una tradición machista y patriarcal. Al menos una vez por semana aparece en cualquier medio atemperado del montón, o en forma clásica en los de crónica roja, un femicidio, un asesinato de una mujer en manos de su iracundo compañero sentimental.

Entonces retumban en mi cabeza las viejas expresiones machistas y primitivas de aquellos que maculan el género al que pertenezco. Expresiones de ebrios de alcohol y de odio como: “es que a mi que mi mujer me engañe con otro para mi es peor que la muerte”, “si me engaña la mato”, “mi mujer hace lo que yo le ordene porque yo soy su dueño”, etc. Y me parece entonces estar lejos de un ambiente civilizado en la célula de la sociedad como lo es la familia. La cultura popular no contribuye en nada para sanear esta desgracia, antes por el contrario, incentiva y aprueba la represalia del hombre afectado por el comportamiento de su mujer. Para demostrarlo, solo hace falta escuchar algunas de las cientos de cantinelas de cantina que hablan de venganza y de necesidad de satisfacción por la afrenta.

Según cifras del Instituto de Medicina Legal, en el año de 2009 se asesinaron 1235 mujeres de forma violenta. A mi parecer, datos que se quedan cortos con la realidad que se presenta, ya que muchas veces estos casos ni siquiera se registran como originados por violencia intrafamiliar, en las que el principal agresor suele ser el “padre” de familia. A diario y esto no lo miden cifras ni se cita en los medios, una mujer está en peligro de ser lesionada física, psicológica y sexualmente, y también de perder la vida. Estos casos no discriminan condición socioeconómica, raza o credo. No son hechos aislados, siempre han sido parte del pan nuestro de cada día, solo que muchas veces se ignoran o se dan por excepcionales. Ni que hablar de las víctimas del conflicto armado, que tantas mujeres mártires ha originado.

Aun no me cabe en la cabeza el por qué un hombre, en uso de todas (o de las mínimas) de sus facultades mentales, al verse afectado en su amor egoísta y propio, pueda entrar en un estado tal que han denominado de forma casi poética de “ira e intenso dolor”, y que tales emociones lo lleven a perder su concepto moral al punto de acabar de la forma mas brutal la vida del ser con el que tal vez en algún momento juró proteger y amar hasta la eternidad. No lo entiendo y aun no me lo puede explicar completamente la ciencia ni la psicología. Ni tal vez apelando al concepto del mismísimo agresor, que se excusará o justificará en una infidelidad, en un desacato de su “autoridad” o tal vez por el simple hecho de que la victima se atrevió a decirle que no.

Entre todos los tristes casos de los que he tenido conocimiento, sobresalen aquellos en los que se han visto involucrados miembros de la fuerza pública. Estos que además de tener una autoridad que les fue conferida por la ley, pierden los estribos frente a una falta de su pareja a tal punto de cometer actos propios de psicópatas. Con esto no quiero generalizar ni satanizar a ninguna autoridad castrense, pero si me queda en vilo la salud mental de tales individuos, y los procedimientos psicológicos que les permiten portar un arma, con el nivel de estrés que esto conlleva. Debería hacerse una revisión de tales procesos y de los sujetos involucrados para determinar hasta que punto se conserva un nivel emocional equilibrado en estas instituciones.

Esto no es una problemática de ahora. La tradición patriarcal ha sido predominante durante mucho tiempo, solo hasta tiempos recientes se ha reconocido en parte la igualdad de la mujer en algunos planos sociales y culturales. Pero no ha sido suficiente, queda mucho para equilibrar la balanza. A la mujer se le sigue tratando como una propiedad, un objeto que hace parte del mobiliario de una casa. Se le valora por lo que es, una hembra con curvas, pechos y sexo que satisface al hombre, pero muy pocas veces se le mira como igual, como una humana que siente y sufre, que guarda en su vientre el misterio de la vida y que tiene mas fuerza que el hombre mas valiente para enfrentar las adversidades. Cuando Freud le achacaba a la mujer una especie de “envidia de pene”, hacía un análisis parcial de género. Ciertamente, es también probable que el hombre tenga “envidia de útero”, por lo menos se reconoce que al no poder concebir la vida en si mismo, tenga que profanar y destruir ese templo, celoso de que otro antes que el venga a tomar propiedad de lo que no es suyo.

Hay que reconocerlo, la ley colombiana es dura, pero dura en impunidad. En mayor grado contra los delitos de lesa humanidad contra la mujer. Se sobreentiende si la decisión respecto a una condena de violencia o femicidio, queda a criterio del juez. Además el hecho se atenúa con las pruebas de que la mujer primero cometió una falta gravísima, como las que supuestamente son desautorizar a un marido tirano, o serle infiel producto que desde hace mucho tiempo este nunca ha vuelto a demostrarle afecto a esta. Toda excusa y justificación es válida para una lesión personal o un asesinato. Ergo, el victimario es la victima y la mujer es la culpable, la bruja hereje.

Mientras nosotros los hombres no reconozcamos la equidad de género y aprendamos a respetar la vida y la libertad de la mujer, mientras aceptemos que nuestras parejas no son una propiedad más, cuando empecemos a desarrollar una masculinidad afectiva basada en el origen mismo de una relación sentimental como lo es proteger y amar a la mujer reconociendo sus derechos, y se empiece a hacer algo para tumbar las siniestras tradiciones patriarcales y machistas de la sociedad, mientras no se haga esto, los hombres seguiremos siendo los verdugos de la mujer, alimentando el monstruo insaciable de la violencia.

lunes, 8 de marzo de 2010

Mujer

Yo sé que siempre me voy a quedar corto al expresarme sobre la mujer. Tampoco soy el mas digno ni el más docto, ni siquiera poseo la lírica necesaria para componer un poema decente en honor femenino.

Y muchas dirán “son solo palabras” pero bueh, ya saben a ustedes les gusta escuchar palabras dulces, así algunas veces no sean verdad.

Este día no solo se conmemora a la mejor parte de la humanidad. También se hace reconocimiento a la única criatura a la que le debemos dos cosas imprescindibles en el mundo: el amor y la vida. Aunque a veces nosotros pasamos de largo en el ancho andar de nuestra masculinidad y seamos los mas necios y torpes.

Ciertamente, nos falta su sensibilidad, su puro sentimiento que todo lo impregna y lo hace propio. Un mundo demasiado frio y siniestro sin ustedes, puesto que no hay calor y candor como la de una mujer honesta.

Existen mujeres como existen flores, algunas son de pétalos muy delicados, otras son tan bellas que deslumbran. Quizá las haya silvestres, o de esas que crecen al borde del camino, otras con perfumes muy finos y aromáticos, que doblegan a cualquier caballero. Una mujer es una flor hecha de carne y hueso, un complemento perfecto para un hombre imperfecto.

No solo es la mujer bella, que con su estética comprobada y su voluptuosidad desconciertan y desesperan el instinto masculino. Es esa (y debería ser primero) aquella mujer madre, abuela, mujer familiar abnegada y guerrera, luchadora hasta el cansancio de generaciones que solo la han visto servir y conformarse con lo poco que la fortuna les pueda dar. No solo es esa mujer docta, poderosa, inteligente y triunfadora, sino aquella mujer humilde, cándida y sencilla que a pesar de lo terrible y contrario que suele ser la vida no deja por un momento de brindarle su alegría al sol. No solamente es la mujer que domina al hombre, la madre sobreprotectora o superiora, es también esa que acata con sumisión y paciencia insuperables las restricciones que la suerte le imponga.

Es esa que está ahí en una esquina, esperando tranzar el amor. Es esa que canta y compone música que sale de su corazón. Es esa luchadora de derechos humanos que a pesar del miedo no se deja amedrentar e intimidar y continúa defendiendo su verdad.

Ningún hombre se puede resistir al encanto de estos seres maravillosos. Y si llega a mancillar su dignidad, a herir o destrozar su alma, Dios en persona le pedirá cuentas por sus actos y lo juzgará. A una mujer se le debe la vida y por lo tanto de sebe dar la vida por ella.

No solo quiero regalarle palabras bonitas a la mujer, quiero regalarles un instante de mi sonrisa y de mi aprecio, palabras y actos simples, pero que muchos de nosotros por cobardía o por falsedad varonil no nos atrevemos a decir o hacer.

A ustedes mujeres reciban mis mejores deseos y vibraciones en su día, que puedan contemplar la felicidad y que el amor embargue su espiritú no solo hoy sino por siempre.

Amor hecha criatura.

jueves, 11 de febrero de 2010

Más de lo mismo


Ad portas de la televisión digital, de la que dudo sirva para mejorar la calidad de la misma, teniendo en cuenta que se ha dicho que la tecnología no asegura progreso o mejora de los contextos donde se aplica, he podido observar cómo los contenidos de este medio masivo han quedado estancados en una sola temática de violencia y sexo. El reciente estreno de la serie “Rosario Tijeras” se suma como otro producto más dentro de todo el repertorio de programas con contenido traqueto y sicarial.

Desde hace algún tiempo la franja nocturna de la televisión nacional se ha vuelto un escenario de batalla entre los dos canales principales Caracol y RCN. Todo se ha reducido al rating y al que mas sea visto y mas venda entre programas, sin importar lo que proyecten. Si tienen que mostrar desnudos parciales y actos sexuales insinuados, si es necesario un tiroteo con muertos incluidos, si hace falta describir las actividades delincuenciales que tanto daño han hecho en la realidad al país, pues se presenta sin remordimientos. Para atenuar un poco y no sentirse tan culpables, colocan novelas de corte romántico entre los “productos estrella”.

Cierto es que si a uno no le gusta lo que ve, simplemente tiene que cambiar el canal o apagar el televisor. Pero si uno se coloca tras de los ojos de otro colombiano del común, nota el conformismo que hay frente a esto, y peor aún, la aceptación que contenidos de este tipo tiene en diferentes sectores sociales, incluyendo los sectores populares donde es la única opción de entretenimiento, o quizás irónicamente, de escape de una dura realidad.

No se puede negar que la condición humana se presta hasta para cultivar pasiones incipientes. “Para el pueblo pan y circo”, reza el viejo refrán. Algunos expertos en psicología afirman que el individuo no es el producto de los medios, que la conducta no se condiciona por el mensaje del contexto en el que nos encontramos. El psicópata entonces no puede justificar su crimen diciendo “Es que Alf me dijo en la pantalla que lo hiciera”. Entonces, me pregunto, ¿la imitación (mono ve, mono hace) no es una forma de alienación? Varias veces he observado cómo niños y jóvenes adoptan comportamientos propios producto de lo que ven en televisión. Su lenguaje se vuelve más soez, se visten de forma inapropiada, y se involucran en juegos y roles que les quedan demasiado grandes y en cierto modo peligrosos a su edad. Ellos aun no tienen criterio propio y autoridad moral para hacer lo que hacen, su personalidad esta en desarrollo y andan continuamente en busca de una identidad, las más veces incorrecta.

Los grandes grupos económicos de los mass media tienen un solo principio: vender. Si el público les pide más de lo mismo, ellos tendrán que dárselo, a expensas de los valores y la moral. Ergo, es el público el que determina lo que quiere ver, mas no controla lo que ve. Si llegara a darse el hipotético caso de que la gente se cansara del mismo formato, tendrían que recurrir a “reencauchar”, viejas producciones, porque el riesgo para los jeques es que la gente empiece a pensar. Necesitan narcotizar la mente del televidente para seguir en el escenario. La publicidad también contribuye a esto, incentivando y persuadiendo a comprar lo que no se necesita, generando un “falso bienestar”. Entonces se crea un círculo vicioso entre medio y sujeto.
De nada sirve que pongan mensajes advirtiendo que tales comportamientos solo pueden verse desde una óptica crítica, mas no como un modelo a seguir. No me puedo tragar ese cuento de que los canales realizan entonces una especie de “pedagogía”, enseñando las consecuencias de tales actos. Nada tan absurdo como esto. Pedagogía no consiste en enseñar actos criminales e inmorales para no cometerlos, sino prevenir enseñando comportamientos ejemplares, constructivos, actos de paz y tolerancia. Pero entonces la gente se aburre y cambia el canal. Tanto criticamos en la calle sobre la situación de seguridad (que no está asegurada aún ni con la estrategia de “seguridad democrática”) en el país y seguimos viendo lo mismo. Nos gusta vivir aborregados, que nos hablen de chicas prepago, de narcotraficantes y de sicarios que imponen su ley apunta de bala. Nos gusta tararear las canciones que hablan de sapos y “mercas”. Ponemos de bandera los lemas del crimen organizado y estamos a la moda con las “muñecas” de turno.

Como el contenido del paquete es viento, nos consumimos el empaque y pedimos más. Si no reaccionamos de alguna forma, estaremos tan vacíos y tan desnutridos que nos tragaremos cualquier mentira, cualquier falacia, estaremos condenados a la mediocridad. Y ahí si apague y vámonos.

martes, 9 de febrero de 2010

Día del periodista


En este día quiero enviar un saludo a todos los periodistas y comunicadores sociales, quienes mantienen en movimiento el mundo con sus reportajes, crónicas y análisis.

Un saludo a todos los periodistas colombianos e internacionales. A todos los aquellos que no han tenido miedo de expresar la verdad. Un reconocimiento también a la memoria de los que pagaron con su vida el acto de denunciar a los poderosos y viles. Los perseguidos, los que han tenido que salir del país debido a amenazas e intimidaciones, una voz de aliento. Los que han padecido la censura en sus medios, y los que han visto violado su derecho a la libertad de opinión, mi solidaridad. Los que se mantienen en el anonimato, pero que sacan a la luz las artimañas de la injusticia.

Un reconocimiento a los imparciales, los independientes, los que aun no venden su voz al mejor postor. Una exhortación a los que se han dejado llevar por favoritismos, cayendo en espectáculos mediáticos, en el sensacionalismo y el amarillismo, en espera de que guíen su camino de nuevo al periodismo verdadero.

Una mención a aquellos que tienen en clara su ideología, a los que tienen argumentos respetuosos y contundentes para defender sus tesis y opiniones.

A todos en general, en espera de que apliquen siempre su ética en su diario actuar y no dejen de registrar en todos los medios de comunicación, el paso del hombre en el mundo y de los pueblos en la historia.

Feliz día, custodios y pregoneros de la verdad!

***

El 2010 será un año de gran trabajo para el periodismo colombiano. Ya de por si el primer bimestre estuvo saturado de noticias.

Era de esperarse la salida inminente de los periodistas principales de la Revista Cambio. Otro ejercicio del régimen de bloquear todos los que quieren sacar a la luz los escándalos de sus favoritos.

un desempleado más cuenta su historia


Estoy desempleado desde hace más de dos años. Ya a estas alturas no debería ni siquiera considerarme bajo este talante, puesto que para la economía local y nacional soy un cesante, un “parásito” mas del sistema y quizás de mi familia, quien pacientemente y con un mutismo en cierto modo cómplice espera que de por Dios y al fin encuentre de nuevo un trabajo.

Y no es que no quiera trabajar. Como decía Séneca en alguno de sus textos “el trabajo es conseguirlo”. A pesar de que tengo el tiempo en mi contra, tengo un pero casi insalvable en la situación actual en el país: me resisto a tener un trabajo que no sea digno. Así de sencillo. No quiero vender mi tiempo y mi producción físico-intelectual a un empresario que me esclavice bajo condiciones odiosas e injustas.

Pero lo que hay es lo que hay y si no te gusta… Contratos basura abundan en el mercado, trabajos temporales por día, hora o artículo, trabajos en los que te sacan cuotas para cooperativas abusivas, condiciones inadecuadas de freelance y otras frioleras por el estilo. Entonces a veces me martilla la conciencia considerando venderme o no a cualquier precio, pero sigo manteniéndome firme y digno, tal vez mientras las circunstancias lo permitan.

De vez en cuando aparecen en el mercado laboral vacantes afines a mi experiencia y nivel educativo. Entonces empieza otra lucha: la pugna contra los “recomendados”, los “supersabios” y las minifaldas. Muchas historias de tales luchas me han acontecido en los procesos de selección. La mayoría las he perdido por obvias razones. La idiosincrasia colombiana no ha permitido aun que se destierren las preferencias, ni lo ha logrado tampoco la llamada “meritocracia”. Aquí el que pida menos o se regale mas gana.

Sin olvidar las detestables y re-contra-odiadas pruebas psicotécnicas. Nunca he estado de acuerdo en medir la personalidad de un individuo con un potaje de preguntas ambiguas, o unos cuantos dibujos a mano alzada. Respeto la psicología y sus técnicas pero en verdad me parece que esta no es la forma de seleccionar un personal apto para la labor encomendada. Si yo llegase algún día a tener una empresa de mi propiedad nunca recurriría a estas técnicas tan modernamente utilizadas. Nada como la sinceridad que se expresa en el rostro de una persona.

Recuerdo una película llamada “el método” en la que para un proceso de selección de una gran empresa, utilizaba un sistema militar. Llegaban a manipular los candidatos a tal punto de hacerlos enfrentar emocionalmente entre ellos mismos. Recomiendo el verla, me parece que abordan situaciones críticas de tal faceta en la vida social. El ambiente laboral es como una isla Galápagos en miniatura, donde sobrevive el mas apto, o quizás el mas astuto.

Volviendo al asunto de este texto, para mi no ha sido fácil mantenerme en estos dos años sin devengar un solo peso por mi trabajo. He tenido que recurrir al amparo familiar, y eso es algo que no deja de incomodarme, puesto que en mi último empleo estaba a punto de independizarme del núcleo familiar, lo cual seria lo ideal en estos momentos. En España no es raro ver muchas personas jóvenes que terminan siendo mantenidos por el “hotel mama y papa”, hasta ya un tiempo desproporcionado (diez, quince, hasta veinte años!). Me parece que eso ya es ser uno demasiado conchudo y desconsiderado, y por eso sigo luchando para no terminar así o en condiciones peores.

Mientras no me resigna, seguiré buscando empleo. Un empleo digno, es lo único que pido. En donde pueda demostrar lo que sé y lo que puedo dar. También existe la posibilidad de crear empresa, pero el panorama económico nacional derrumba mis expectativas y ese es tema para otro artículo. Al menos tengo suficiente tiempo para leer lo que me gusta y escribir de lo que se me antoja. El trabajo en cierta forma esclavizaría mis ideas.

Radiografía familiar

Mis abuelos tanto paternos como maternos fueron gente del campo. Honrados, amables, frenteros ante las adversidades. Unos venían de ascendencia paisa, de los primeros colonizadores que llegaron al eje cafetero. Otros eran calentanos de corazón y sentimiento. Hicieron parte directa o indirectamente de la historia colombiana de 1920 a nuestros días.

Mi abuela paterna una vez cuidaba un hato lechero, en un frío pueblo andino. Hasta que un día se desató la violencia de la guerra partidista, y de las guerrillas como la chusma bajo órdenes de alias sangre negra. Mi abuela creía ante todo en el Dios del catolicismo antes de cualquier partido político. Fue tanto el terror y la persecución de entonces que a mi abuela paterna le tocó salir de ahí, y ser la primera desplazada por la violencia en la familia. Posteriormente, empezó a trabajar como comerciante. Fue una de las mujeres que aprendió a fabricar tabaco y a venderlo bajo el contrabando de la época. Sufrió la persecución de la ley, y de los mal llamados bandidos, quienes le querían arrebatar el producto de sus manos. Luchó con las uñas para darle educación a todos sus hijos, quienes llegaron a ser destacados profesionales. Echaba de menos a su marido, y pensaba que seguía vivo aun después de haber fallecido muchos años ha.

La música era la profesión de mi abuelo paterno. Tocaba para amenizar todo tipo de fiestas y llegó a pertenecer a bandas de música locales. El último instrumento que tocó fue la trompeta. Tocó por última vez en el club militar de Bogotá, ante una gala oficial. Sufrió un golpe fulminante en el escenario que se lo llevó de este mundo. Mi padre siempre lo recuerda junto con la memoria de mi abuela.

Acerca de la vida de mi abuelo materno he escuchado de mi madre que era un paisa buen mozo, trabajador sin cansancio, campesino de hacha y machete. Hasta el tiempo que vivió, que fue muy corto, puesto que se fue de este mundo a los treinta y tres años, siempre procuró que nunca faltara el plato de comida en su familia. Era un campesino ejemplar, siempre dispuesto a recibir y atender al que fuera en su casa.

De mi abuela materna recuerdo su temperamento, pero sobre todo, su bondad y nobleza. Era una mujer que daba todo sin esperar nada a cambio. Todo el que llegaba a su casa no se iba con las manos o el estómago vacío. Hizo de la caridad y la generosidad un principio de vida.

Uno de mis tíos fue un académico destacado. Se graduó con todos los honores en bachiller, y fue tanta su dedicación y amor al estudio, que pronto lo nombrarían docente en el colegio de donde egresaba. Llegó a enseñarles valores humanos a los policías en la escuela del municipio. Tiempo después terminó sus estudios oficiales y ejerció como un destacado sindicalista del gremio docente en una tierra fronteriza a la selva. No le temblaba la voz para enfrentar a los corruptos. Padeció a lo largo de su vida de crisis esquizofrénicas. No obstante, fue uno de los más lúcidos en la familia. Tuvo que vivir también el desplazamiento forzoso por la violencia, teniendo que vender todo lo que había conseguido y salir de sus propiedades. Aunque sus enemigos no pudieron contra el, una salud descuidada lo llevó a la tumba.
Mi padre siempre ha sido un ejemplo para mí. Toda su vida ha procurado ser fiel a sus principios y valores. La responsabilidad ante todo es una de sus virtudes. Rodeado de números, cantidades, valores y cuentas ajenas, mantuvo su honestidad intacta. En todo tiempo ha sabido defender su verdad, aun a pesar de los riesgos. Un hombre que no teme empuñar un azadón o un lápiz, trabajando con humildad.

Mi madre es el reflejo de mi sentimiento. Una mujer luchadora incansable, dedicada por completo a la familia, trabajadora, práctica y recursiva. Es tan sensible y perceptiva que todo le afecta, todo toca su corazón. Siempre abierta a la gente, muy amigable, de una amabilidad y hospitalidad admirables. Heredó de mi abuela la generosidad con el prójimo. Vive siempre en función de los demás antes que para sí misma.

Esta fue a grandes rasgos una descripción familiar. Espero tener algo que aportar en esta historia a futuro. Esta y otras más son el resumen de la familia colombiana. Gente de bien que solo quiere vivir en paz y en hermandad.

El pintoresco de Agustín

A la memoria de Agustín

Se levantaba con los primeros cantos del gallo en la madrugada, e inmediatamente después encendía su primer cigarrillo. Para el era un ritual imprescindible, puesto que el humo canceroso recorría sus pulmones ya corroídos por la nicotina, y al expulsarlo, ahuyentaba los fantasmas que según el, rondaban los alrededores de su finca. La tos seca no se hacía esperar al tomar el primer tinto.

Vivía la mayoría del tiempo en forma pacífica en su pequeña parcela de tres hectáreas, donde criaba ganado y los animales típicos del campo. Se encontraba solo, puesto que su mujer lo había dejado al fallecer a causa de una apoplejía hace tiempo, y su único hijo se encontraba en otras tierras, allá en los amplios llanos. A pesar de su soledad, siempre tenía encuentros furtivos con las mujeres fáciles de turno del pueblo. Sus facciones eran fuertes, pronunciadas, propias de las personas ya entradas en años y en mundo, aunque a decir verdad, Agustín tan solo frisaba los cincuenta octubres y había permanecido la mayoría del tiempo en la tierra de sus viejos.

Contaba la gente que era un tipo algo tosco pero amable, de pocas palabras, sencillo, aficionado a las peleas de gallos, y en las cuales había sido un tahúr reconocido, hasta el día en que un gallo negro le mató “el faisán”, un gallo colorado a quien le tenía mucho afecto. “Agustín solo se saca el cigarrillo de la boca para comer y dormir”, decían los que le conocían, y era verdad puesto que era muy extraño verlo sin el pitillo encendido, ni siquiera lo apagó en el entierro de su mujer.

Cuando subía al pueblo, los fines de semana, casi siempre se encontraba con su cuadrilla de amigos en la taberna de Doña Pola, donde además iba a buscar a la ronca, una mujer cuarentona de figura gruesa, amplios senos y anchas caderas, la cual debía su nombre al tono de voz en que gemía o fingía gemir cuando tenia sexo con sus clientes. La ronca era la única que lo mimaba de entre todas las mujeres, tal vez por compasión desde que quedó viudo.

Muchas historias y leyendas urbanas rondaban la vida de Agustín. Algunos decían que era cuatrero, otros aseguraban haberlo visto en varias ocasiones hablar con un tipo vestido de negro en el cruce de caminos a la luz de la luna llena, días antes de la cuaresma. Afirmaban que practicaba algún tipo de superchería y que tenía cierta suerte sobrenatural con los naipes. Una historia de aquellas cuenta que una noche antes de su cumpleaños había jugado al pablillo hasta altas horas, y en todo el tiempo que estuvo siempre había ganado, ante la mirada atónita y enfadosa de sus amigotes . Esa noche algunos lo persiguieron para lincharlo y robarle lo que les había ganado a los jugadores pero por cosas extrañas el tipo se desapareció en el camino sin dejar rastro. Desde entonces era común que nadie lo dejara jugar al naipe en el pueblo o en la vereda. Agustín solo se encogía de hombros y fumaba su cigarrillo. Desde aquel suceso nunca más volvió a jugar naipes.

Tenía la manía de gastarle bromas de vez en cuando a Arnoldo, su amigo más cercano. Cuando lo iba a visitar a su vega para ir a comprarle plátanos, le escondía el machete o el sombrero, le robaba los cigarrillos, le amarraba los burros al otro lado de la acequia o le dejaba cocinando en la hornilla de leña una olla llena de agua y ceniza. Arnoldo se irritaba, pero luego se echaba a reír con el cuando se iban de juerga para el pueblo, puesto que Agustín, por ser pensionado del ejército, le llegaban ingresos extras que derrochaba en su compañía en la taberna.

La vida era en apariencia normal para Agustín hasta que una madrugada, al ir a hacer sus necesidades físicas, noto que al toser había escupido sangre. No le dio importancia al asunto y siguió haciendo todo como de costumbre. Unos días después le sobrevino un ataque respiratorio, que casi lo fulmina de súbito, a no ser que se encontraba en la taberna, donde sus amigos lo auxiliaron para llevarlo al hospital. Allí le diagnosticaron un caso avanzado de enfisema pulmonar. Lo internaron, dándole la atención posible con tratamientos paliativos, puesto que la vida de Agustín se degradaba más y más, a tal punto de requerir respiración artificial. No pudo aguantar en ese estado más de un mes. Daría su última bocanada artificial de aire en la madrugada de un sábado, víspera de Corpus.

Arnoldo y la ronca lo acompañaron en el último adiós. En su funeral asistieron sus amigos y enemigos, y su hijo quien pidió licencia laboral para irlo a enterrar. Cuentan que el ataúd se hizo más pesado a medida que llegaban al cementerio, a tal punto de que necesitaron solicitar ayuda extra y relevar varias veces a quienes lo cargaban.

Aquí reza en resumen la vida de Agustín, un hombre como muchos otros, que alcanzó lo humano y lo divino en su vivir. Que vivió como pudo y a veces como quiso. Allá en la taberna una mujer de vez en cuando se acuerda y derrama una lágrima seca. Mientras que en una platanera, un hombre espanta sus fantasmas con un trago de aguardiente.

lunes, 8 de febrero de 2010

Un soneto me manda hacer Uribe


Me resultó jocosa una de las ordenes del presidente a sus funcionarios el pasado fin de semana cuando en pleno consejo comunal se refirió a lo “confusa” que llegó a ser la presentación del decreto “de remiendo” de la emergencia social anunciada por el ministerio de la (des)protección social. Uribe palabras mas, palabras menos quería hacer entendible lo que a su parecer los colombianos no le entendíamos, como si se hubiera escrito primero un poema pleno de retórica rebuscada, y luego reescribirlo a uno de formas coloquiales.

Resulta entonces que los colombianos malinterpretamos el decreto que pretende salvar lo insalvable, que tal vez una institución como la academia con su ciencia y sabiduría, le resultó ilegible, complejo, demasiado lioso. Me parece que el presidente buscó una excusa muy rebuscada, para salvar el problema y retomarlo por otro ángulo. Nosotros si le entendimos, señor presidente, lo que pasa es que no nos lo creemos, ni “tragamos entero” que es otra cosa. Nos parece inadmisible convertir la salud en un favor, en un negocio más y no en un derecho y un servicio. Por algo se hizo sentir la voz de protesta el fin de semana pasado, cuando la gente salió a marchar por su derecho a una salud mínima y adecuada, a vivir dignamente con calidad.

Me imagino lo que debía de estar pensando el viceministro cuando Uribe le manda a corregir el texto a guisa de poema popular. El hombre entonces no se decidía si consultar a un nadaísta, o quizás a uno de los de “piedra y cielo”. El viceministro tal vez se acordaba de sus poemas chuecos de enamorado cuando escolar. Y se imaginaba el lío que sería embutir el galimatías propio de los decretos dentro de un soneto, como el pintoresco poema de Lope de Vega. Supongo que la cuestión seria subsanada si reclutaran poetas desempleados para componer los versos que hicieran falta.

Claro, no hay que olvidar que también el presidente es un hombre culto, dotado de un lirismo y una retórica particular y sin igual. Si no, ¿cómo podría responderles a sus detractores y enemigos públicos cuando con sus envenados argumentos le debaten y discuten sus políticas de gobierno en todos los medios? Su comprobada capacidad de réplica es evidente en su discurso, aunque algunas veces tienda a “salirse por la tangente” desviando el foco de atención, o recurriendo a variadas estrategias retóricas para confundir a su adversario, uno de los principios de cualquier guerra.

Nosotros, los ciudadanos peatones, tal vez no tengamos mucho bagaje intelectual, debido a una pobre educación. Tal vez nunca hayamos leído a Calderón de la Barca, Lope de Vega, García Lorca, Antonio Machado, Octavio Paz, Luís Vidales, Gonzalo Arango, Raúl Jattin, etc. Tal vez no tenemos cultura literaria porque nos parece mortalmente aburrido perder el tiempo leyendo un libro en la sala de espera de un hospital, o en la cola para solicitar una cita médica. Es muy probable que no sepamos distinguir una oda de una elegía, una silva de un romance o un alejandrino de una seguidilla. Pero si tenemos voz y voto popular (hasta donde nos lo permita el estado de opinión) en las decisiones del país y cuando se delega el poder que emana del pueblo se espera el bienestar mínimo para todos. Así que no necesitamos decretos en verso o en prosa, sino que se respeten nuestros derechos. Es lo mínimo.


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No se podía hacer esperar la defensa de los medios acérrimos de la “casa de Nari” como RCN, al presidente. La entrevista a Uribe por parte de la directora de noticias del canal el domingo en la mañana es una muestra más del favoritismo de estos medios amañados.

Espectacular adjetivo


A Maria Fernanda Yepes no solo le debemos el poder comprender a través de sus personajes un poco más el nefasto mundo de narcotraficantes, chicas “prepago” y violencia, que han proyectado hasta el cansancio los canales nacionales. Además de alborotar la libido masculina con sus curvas y voluptuosidades, a ella le debemos también el haber contribuido a la idiosincrasia colombiana con una de las muletillas más trilladas y manipuladas desde su adopción. Hablo del adjetivo espectacular el cual, desde su aparición en la jerga criolla, ha dado para todo y para todos.

Hace ya quizá más de una década, que pasiva o activamente se viene usando esta palabra para describir las más veces incorrecta y redundante, infinidad de sucesos y acciones de la sociedad colombiana, tanto propios de la “farsándula” como de cualquier otro ámbito. La han usado y re-usado hasta el desgaste modelos, actores, presentadoras, reinas de belleza, políticos, periodistas, curas, deportistas, niños, jóvenes, ancianos, mujeres y hombres de todos los estratos y condiciones socioculturales. Prácticamente todo el mundo en Colombia de forma consciente o inconsciente ha recurrido a este vocablo para expresar sorpresa, emoción, sobresalto o disgusto.

Y cuando nombro a la actriz paisa como posible cómplice de la “epidemia de la muletilla”, lo sustento en una de sus tempranas apariciones en televisión. Traigo a recuerdo del común un comercial televisivo de una marca de cerveza de la empresa del monopolio, en la que esta niña aparecía definiendo en dos frases su preferencia por esta bebida alcohólica. La última palabra que dijo y hasta la forma como lo dijo, dio para que a partir de entonces nos apropiáramos de un término que ya de por sí era viejo en el mundo del entretenimiento. No digo que ella hubiera sido la culpable por su largo y profundo diálogo de descripción de un producto, sino que sentó un precedente, puesto que a partir de entonces inició la plaga en la radio, la televisión y el resto fue coser y cantar.

Analicemos un poco el término. Según el Diccionario de la lengua, es un adjetivo en el que se expresa aquello que tiene caracteres propios de un espectáculo público, o como sinónimo recurrente de un hecho aparatoso u ostentoso. Tomando esta acepción, un evento como Rock al Parque, una demostración artística en televisión, un evento para batir un Record Guiness, hasta un accidente de autos múltiple, son ejemplos de algo espectacular. Curiosamente, la definición para siniestros o hechos aparatosos como accidentes, no se usa muy a menudo, tal vez porque el ignorante tiende a limitar el significado de la palabra solo a asuntos positivos. Es por eso que en los noticieros rara vez se habla de la espectacular caída de un edificio, o un espectacular choque de trenes.

Cuando ya no se tiene más que decir, se recurre a este bordón para rematar lo emocionante del hecho. A veces se usa mal con adverbios como demasiado, otras veces se sale de contexto cuando se describe algo común y cotidiano, distante de ser un espectáculo. Las situaciones se prestan para todo y no hay un solo evento, desde una piñata hasta un reinado, que no sea calificado de esta forma.

Es válido recordar que la lengua española (o castellana), es una de las más ricas en vocablos del mundo. Podemos describir un hecho de múltiples formas, algunas mas altisonantes, si se prefiere, que otras. Cuando reducimos nuestro léxico a muletillas de este talante, nos parecemos en forma negativa a los españoles, quienes a pesar de tener nativo el idioma, con todos sus barroquismos fonéticos, sintácticos y gramaticales, nublan el espíritu del mismo, con la infinidad de tacos y sartas de palabras pobres en contenido. ¿Acaso seguiremos el mismo camino lingüístico?

Cada vez que escucho la trajinada palabra, hago votos para que pronto nos cansemos de recurrir a esta, para que de una vez por todas la dejemos descansar al menos relegada para asuntos puntuales. Pero al parecer, el vaticinio apunta a que aparecerá otra figura pública (¿podría ser el presidente?), quien dotado de un enriquecido y amplio vocabulario, saque del sombrero, y como en cierto programa infantil, la palabra del día. Y se repita la misma historia.

viernes, 5 de febrero de 2010

Genocidio Indígena


El 2009 fue un año funesto para los indígenas en Colombia. Se agudizó la persecución que estos grupos étnicos han sufrido desde mucho tiempo atrás por lado y lado de los actores del conflicto (recordemos el asesinato de los miembros de la comunidad Awá), algunos siguen siendo los mismos de siempre, otros han mutado en organizaciones aun mas peligrosas, las cuales el gobierno solo se limita a denominar “bandas criminales”. Ahora en el año en curso, aparecen nuevos hechos indignantes, no solo por ser un atentado contra esta población, sino por involucrar a la Fuerza Pública y posibles intereses oscuros de multinacionales.

Me refiero al bombardeo que recientemente sufrió una comunidad Emberá Katío, por parte de un operativo de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC). Tomando las palabras de un vocero de la comunidad citadas en la revista Semana, se “violó el fuero indígena”, y por ende, los derechos particulares y generales. El presidente Uribe salió entonces en defensa de la institución argumentando en otras declaraciones que la Fuerza Pública es “cuidadosa” con la población civil.

El problema de fondo no es tanto si las instituciones son cuidadosas o no, puesto que se sobreentiende que los organismos que mantienen el orden deben proteger con la suficiente cautela los derechos humanos de la población civil. Lo realmente crítico en esto es la suma de todas las injurias que se han convertido en el genocidio que está desangrando estas etnias.

El pueblo indígena no ha tenido un solo día de descanso a partir de la conquista de América. Solo se han “modernizado” los ataques de los que son víctimas. Es un pueblo que siempre, aún a pesar de esfuerzos fatuos, ha sido discriminado, ocultado, ridiculizado, etiquetado y ultrajado. Muchos suelen tacharlos de ser simplemente un remanente de la etapa primitiva del hombre. Han perdido muchas tradiciones, la lenguas autóctonas se extinguen, la cultura se degrada y se acomoda a la fuerza al pensamiento contemporáneo. Frecuentemente observamos como han tenido que dejarlo todo y dedicarse en las ciudades a lo que pueden, sea en artesanías o en muchos casos a mendigar. Los que se quedan en sus resguardos tienen que escoger a la fuerza de fusil un bando en el conflicto y terminan siendo blancos de la corrosión que genera la violencia y la droga. Es un pueblo que se desintegra de a poco.

Las leyes, los programas y las políticas “de papel y en el papel” no son suficientes para garantizar la protección de los pueblos indígenas. En un reciente informe del profesor S. James Anaya, el Relator Especial de Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas, se ha hecho patente la preocupación de tal organismo internacional sobre la vulnerabilidad de esta población. El informe se ciñe al discurso propio, es bastante diplomático y con cierto nivel de reserva frente a la realidad que se vive en estas comunidades. El gobierno ha cumplido en procurar un marco legal y escenarios para una mejora de la situación, pero se ha quedado corto en la ejecución de las medidas necesarias. Los indígenas no soportan mas y tienen que buscar soluciones utilizando la participación democrática de sus líderes y voceros, marchando en protesta pacífica, o irónicamente solicitando la ayuda a la corona española. Muchas voces y pocos oidos prestos a escuchar.

Es evidente que la política de “seguridad democrática” no ha sido suficientemente eficaz para enfrentar esta problemática. Y si se suman ataques “sin querer queriendo”, es insostenible. Mientras se presenta esto, aparecen otras figuras oscuras en el escenario como son las multinacionales y sus intereses propios en los territorios indígenas. La gente (traducción del vocablo Emberá) y los demás pueblos afectados, han resistido con el valor suficiente de esta raza los múltiples embates corporativos, a quienes les prima el interés económico sobre la integridad de un pueblo que tiene derecho legítimo a vivir en paz en los resguardos. Los han querido sacar a la fuerza, intentado comprar con dinero, pero ellos se mantienen firmes hasta donde pueden y recurren a su derecho constitucional. Realizando un contraste de hechos, se yergue un halo siniestro sobre el futuro de las comunidades más amenazadas.

No es nada alentador entonces el panorama para los pueblos indígenas y autóctonos de Colombia. El gobierno no puede seguir siendo indiferente e indolente. Pronto tendrá que mostrar la cara frente a los organismos internacionales, si se llega a agudizar la situación o se presentan más casos de extrema gravedad (¿pero, acaso tiene que pasar algo mas grave?). Cabe la duda que se haga algo, puesto que no es muy claro el nivel y el tipo de interés de los responsables, ni tampoco el compromiso real que tienen con este pueblo. Los indígenas tendrán que seguir marchando, seguir padeciendo y seguir enviando mensajes a la comunidad internacional, en espera de que alguien se apiade de su suerte. Y un pueblo que no protege y defiende sus orígenes, está condenado a sucumbir ante una ausencia de identidad.

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Con desconcierto y total desaprobación recibo la noticia del triste “cambio” de la Revista Cambio al pasar de ser una publicación semanal con admirable capacidad de análisis y despliegue periodístico (hasta cierto punto) independiente de los hechos más críticos de la actualidad, a ser un pasquín cultural mensual. Es innegable que existen conflictos de intereses entre la Casa Editorial El Tiempo y la revista. ¿Hasta dónde se puede hablar de cierto tipo de censura en un caso como este? ¿Es posible creer que solo es un asunto de generación de beneficios económicos?

jueves, 4 de febrero de 2010

Efecto placebo


Tan simple como acabar con las esperanzas de vida de un paciente. Esa es la nueva política del Ministerio de la (des)Protección Social, el cual, no contento con lo desastrosa que ha sido la ejecución de la nefasta ley 100, ahora impone decretos en forma categórica, sin contar primero con la voz de los afectados y del personal médico. De nada le sirve al paciente en extremo paciente, valga el pleonasmo, en demostrar claros síntomas de dolor, de agonía en su cuerpo diezmado por una enfermedad feroz que no se puede controlar con “paliativos”. No vale siquiera los reclamos insistentes hasta el cansancio de miles de usuarios a las afueras de las IPS para recibir un trato digno y con un mínimo de humanidad en estas “empresas” de la salud. La gente tiene que aguantarse con lo que hay y hasta con menos.

El sistema de salud en Colombia se ha convertido en un “chicharrón” para el gobierno de turno o permanente, a partir de la ley 100 de 1993, que prometía ser la panacea para curar todos los problemas orgánicos. Diecisiete años después se ha demostrado que solo ha servido para agravar la situación. No parece justo y válido expedir decretos de “remiendo” para paliar la situación. El gobierno no reconoce que la salud como muchas otros bienes sociales la han vendido y cambiado con los poderosos a cambio de respaldo y servicios mediocres tendiendo a pésimos.

He podido vivir en carne propia la situación, ya que he estado tanto en el régimen contributivo como en el subsidiado. Y no he notado la diferencia salvo en el aviso, puesto que siempre ha sido un mal servicio. Siempre hay dos desventajas respecto a una sola ventaja. Así que no ha sido un cambio brusco mutar de una a otra entidad y observar cómo muchos profesionales de la salud tienen las manos atadas a cuerdas invisibles manipuladas por las industrias farmacéuticas y el conglomerado de poderosos dueños de las cientos de clínicas y hospitales que existen en el país.

Esperas interminables en colas estáticas, líneas de atención al usuario que nunca funcionan, médicos inhumanos, medicinas insuficientes, tratamientos no cubiertos y costosos, la lista de falencias y agravios es grande y es un grito de angustia al unísono entre los pacientes colombianos. Y es un problema grave, tanto como una enfermedad terminal, contra la cual siguen luchando de forma inadecuada. El país prometía salir de esta crisis hace años junto con otros como Chile. Ahora el vecino austral se recupera con medidas que van directamente a la población. Ya se sabe que la calidad de vida de un grupo social está en el nivel de expectativa de vida y de salud que tienen sus miembros, que el Estado brinde protección y prevención ante epidemias y pandemias, etc. Pero en Colombia nos dejamos “embolatar” con cualquier arreglo y como cualquier otra estrategia neoliberal, se le deja el problema a las empresas privadas.

El problema para los responsables puede ser que la gente de a pie y del común se este quejando continuamente, y le hagan zumbar los oídos. Estos para apaciguar las masas descontentas y enfermizas apelan a lo que tengan a la mano. A veces pasan por encima de identidades como la academia, la cual es actor crítico del proceso. Entonces, ¿Se están preparando personal humano para atender humanos o solo se pretende formar legiones de verdugos que cumplan la misión de prolongar la agonía, el dolor y la desesperación del paciente?

Esta problemática como muchas otras tiene un pronóstico de futuro colapso. Pero igual nada se puede esperar de vernos posiblemente reflejados en modelos tan desproporcionados como el sistema de salud estadounidense, el cual también tiene en tela de juicio a sus dirigentes. Mientras tanto, aquí se aplica el conocido efecto placebo, para ver si el paciente se traga la mentira de que está tomando la cura de todos sus males. Ya veremos si mañana amanece vivo.

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El reciente informe de la organización Human Rights Watch sobre la presencia paramilitar en Colombia, deja en entredicho la acción del gobierno sobre estos grupos armados. En otras ocasiones se ha cuestionado esta transigencia y el informe solo es otra evidencia de las sombras siniestras que rodean al inquilino de la casa de Nari.

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Brillante debate realizado en la Tadeo Lozano. Una muestra de que aún se puede analizar y discutir la gestión del presidente en su ejercicio del poder y todas las controversias que ha originado su mandato, tanto por sus políticas particulares como el desempeño de los miembros de su gabinete, quienes se han visto involucrados en graves imputaciones y hechos que solo han dado para la indignación y la impunidad. Excelentes réplicas de Claudia Lopez, a quien admiro por tener el valor suficiente para enfrentar a Uribe y replicar su discurso.

miércoles, 3 de febrero de 2010

El gato y yo


Me gusta la personalidad de los gatos. Estos felinos domésticos tienen un no se qué que me atrae y me divierte. Soy un fanático (políticamente correcto) más de estos animalitos. Desde que tengo conocimiento, siempre he tenido la compañía de un gato. Sea propio o ajeno, sea silvestre o doméstico. Los he sabido defender de sus enemigos naturales (los perros, valga la referencia). Les he puesto nombres extraños, como los que le ponen a los gatos elitistas de pedigrí (mi gata actual se llama Hancock’s lady Cantaloupe Island, en honor a Herbie Hancock y su música). A veces me he portado indiferente y hostil con ellos en ciertos momentos, lo reconozco, pero he sabido apreciarlos como lo que son: un animal doméstico excepcional que merece respeto, cariño, atención y cuidados.

La vida del hombre ha estado rodeada de estos animalitos desde tiempos antiguos. Han llegado a ser divinizados como ocurrió en Egipto antiguo, y posteriormente satanizados en la edad media por sus “misteriosas” costumbres nocturnas. Aunque actualmente no es tan popular como el perro, tienen muchas ventajas frente a estos, como la de ser más limpios y menos destructores que estos. Además de su ternura y una permanente disposición lúdica, Poseen cierto grado de dignidad y un poco de “arrogancia felina” que no los deja ser demasiados sumisos. Sus orígenes e influencias salvajes lo dotan de una forma de espíritu libre.

Han sido testigos y protagonistas principales de muchas historias y leyendas, incluyendo ficciones y fantasías animadas de todo tipo. Han sido populares en medios como la literatura en el gato con botas; el arte plástico como el gato de una pintura de Rosseau; el cine de Disney con los aristogatos, o humanizado en una sensual gatubela; la televisión con el gato Tom, y Silvestre por el otro lado; el bolso mágico de felix el gato; y las historietas populares de Garfield. Ya que alguno sea alérgico o poco simpatizante, siempre tendrá un buen recuerdo de un gato héroe o villano.

Un tema que me ha inquietado bastante de la vida del felis silvestres catus es su sexualidad reproductiva. En este aspecto el gato conserva sus instintos más salvajes, ya que cuando se encuentra en celo y bajo el cobijo de la noche, se comporta de una manera escandalosa, impúdica, cómo si el vecindario entero le perteneciera a sus anchas para su combate sexual. Digo combate porque los machos compiten por la hembra, y posteriormente el vencedor tiene que luchar, exhausto ya, por copular con esta, la cual se muestra realmente agresiva para consumar el acto. Los maullidos de agresividad, de dolor o del producto de la unión pueden hacer despertar y desconcertar a una cuadra entera. Esta suele ser una de las causales del odio trivial al que se hacen acreedores los mininos. A mi parecer sigue siendo una etapa de la vida gatuna llena de un derroche de energía y de instinto puro. Recuerdo un libro del maestro Fernando González llamado Salomé en la que el sabio describía su propia vida contrastada con la vida de su gata que tenía el nombre de la obra, y la cual contaba las peripecias de la mascota incluyendo entre otras cosas una detallada descripción de sus furtivos encuentros reproductivos. La verdad tengo serias dudas de que tales actos sean meramente para la preservación y descendencia de la especie, y no he encontrado literatura científica que refute que los gatos no sientan placer en ese momento. Lo que si me ha quedado claro es que el amor gatuno es bastante salvaje y doloroso.

Instintivo, salvaje, tierno, juguetón, héroe, dios, demonio, villano, el gato siempre ha causado diferentes reacciones en el hombre. La huella de su garra ha quedado en la impronta de la historia como uno de los animales mas curiosos de la naturaleza. Es un animal que siempre está ahí, en un callejón jugando a su antiguo juego del gato y el ratón, en la sala de una casa jugando con una bola de estambre, y quizás en la noche, con sus duelos amatorios. Es un felino en miniatura que no le tiene nada que envidiar a sus primos grandes. Un animal con personalidad y espíritu libre. Y por eso es que me encantan.

viernes, 22 de enero de 2010

Desvergüenzas RCN


Ya está claro, aunque la verdad desde hace bastante tiempo, que noticias RCN es un show sensacionalista y amarillista. Es una exageración, casi una parodia producto del periodismo dependiente y amañado cuyas únicas metas son quedar bien con el de arriba (adivinen quien será), con el dueño del aviso de la fábrica de gaseosas, y vender su imagen como el desinformativo comercial que es. Un programa farandulero más de chismes e intrigas que a cada pantallazo que pone va en contra de los preceptos y principios de un periodismo serio.

Lanzo mi ataque a este pseudonoticiero, puesto que me siento mal por mí y por todos los colombianos que no tragan entero y que les toca soportar una televisión colombiana plagada de mediocridad y alienación. En los últimos días he visto tres hechos que merecieron primero mi indignación y desaprobación. El conmovedor cubrimiento que inicialmente le han dado a la tragedia de Haití, con presentador llorando a moco tendido y las chicas del estudio vestidas de luto y poniendo cara de fingido pesar; las pobres y circenses gracias que hace el famoso “gringo” Brian Andrews en su cubrimiento de las corralejas de Sincelejo presentando su versión en inglés; una noticia presentada en pleno almuerzo del 21 de enero del presente, en la que un irracional en Belo Horizonte Brasil entra a un local de peluquería y asesina a quemarropa a su esposa, sin ninguna censura y siendo fácilmente catalogada como un video de corte snuff.

El hecho de que hagan el cubrimiento de una tragedia como la que ocurrió en Haití, no es para demostrar un exagerado sentimiento. Es cierto, la noticia es conmovedora, pero no es muy estético apelar a ese recurso tan bajo por el solo hecho de ganar rating. Recuerdo que una vecina del lugar donde resido comentaba con otra persona haber visto al presentador afligido y sollozando (no en esas palabras claro está) y que esto le había causado impresión. ¿De qué se sorprende o impresiona señora?, eso es lo que se espera del futuro ganador del premio Simón Bolívar. El luto, es lo de menos, pero es que no creen que ya tiene el espectador suficiente con tener que ver cantidad de cuerpos de haitianos fallecidos regados por doquier en la pantalla, para tener que ver dos candidatas a plañideras en sendos trajes de gala para funeral? tan solo les falta las gafas oscuras y el conjunto queda perfecto. Como si al otro mes no hubiera pasado nada y estuvieran riéndose a mandíbula suelta en la sección de deportes del viernes.

Nada mas irregular que un gringo en medio de una plaza de toros polvorienta en Sincelejo haciendo de “payaso torero” y siendo perseguido por los borrachos (y dudando de la sobriedad del presentador) de turno. Un espectáculo light, el cowboy domesticado hace sus gracias y las presenta con todo el descaro a nivel nacional y posteriormente en los espacios propios. Aquí me hago otra pregunta y es ¿qué grado de imagen positiva de Colombia le aporta al extranjero, ver como uno de los suyos se ve ridiculizado (a la fuerza o no) en televisión? Entonces me acuerdo de aquella canción que cantaba Piero sobre los americanos, y solo me queda reírme hasta el dolor de estómago por la parodia que hacen los directivos del show mediático de sus propias pseudonoticias.

Pero una cosa alejada de toda gracia y digna de todo el repudio posible tanto por el contexto del hecho como por la forma en que fue presentado, fue la noticia de Belo Horizonte. Es cierto y no se puede negar, acá no escampa el aguacero de violencia y mas contra la mujer y se han cometido peores aberraciones contra la vida, pero no es justo, no es justo ni necesario señores que se muestre el video sin considerar el nivel de sensibilidad que le queda aun al colombiano promedio que tiene familia y a esta hora está a la mesa y quizás con niños que siguen y siguen aprendiendo de una televisión que desterró los valores humanos. ¿Así se quiere forjar un mejor país? ¿Metiendo el dedo en la llaga de la inconciencia e insensibilidad? El país les debe mucho, les debe promover más y más escenarios donde importa solo la imagen que se tenga, el símbolo que se representa (hasta el mesías de turno) y no el contexto, el contenido, la sustancia que porta el ser humano. La sensibilidad no puede ser transada, unas veces si, otras no, cuando se les da la gana distorsionar la imagen y la voz de los protagonistas de una noticia, porque ellos lo pidieron y porque impera el régimen del miedo, de la intimidación inescrupulosa que hace carne de cañón al primero que se rebele.

Entonces ya desde luego se sabe que lo que vemos, lo que oímos, lo que hablamos, lo que sentimos y posteriormente lo que hacemos es lo que somos y que eso no tiene reforma si no hay periodismo serio e independiente, si no hay televisión nacional de calidad en la que se permita expresarse a la gente, en la que no haya demostraciones patéticas y salidas de contexto, en la que no se promocione regimenes en los que todo el que diga algo en contra de las políticas de gobierno es tildado de terrorista o apátrida. Si no se construye bajo una base firme de valores, la sociedad se cae a pedazos, se ha dicho tanto que se gastan las palabras. Pero no, estamos condicionados por los mismos parámetros de hace años, y nos vamos conformando con eso porque es lo que hay y si no te gusta ya sabes. Así no vale comunicar nada, para qué, lo mas sencillo es limitarse a contar noticias de farándula y terminar las primeras horas de la mañana, las horas del almuerzo y las de antes de la novela, con la conciencia en apariencia tranquila y con una sonrisa porque lo único de lo que nos acordamos es que x o y actor se va a casar con z modelo. Qué espectacular.

jueves, 21 de enero de 2010

Proyecto para un 20 de Julio o cualquier otro día

Tengo unas ganas tremendas
de gritar a viva voz
cosas prohibidas, cosas censuradas.

De actuar en reivindicación del oprimido

Con las ganas suficientes de tumbar muros
de ignorancia

armar mitines sobre lo aparente absurdo, lo evidente y lo crucial

de levantar pancartas contra el miedo

con ganas y alientos de soportar
el curso y el discurso de la vida

de alzar las almas
en protesta

tengo unas ganas tremendas
de reaccionar
ante el hambre de ideas de mi prójimo

De hacer respetar
la voluntad de los hombres

Tengo unas ganas abiertas, sinceras, espontáneas
de dar un golpe de gracia
a mi falta de ganas.

pseudoinstrucciones para escribir un pseudopoema

el poema, éste pseudo poema
solo tiene de asidero las palabras
con ellas se confecciona su alma y su cuerpo
sus alas y sus cachos.

Cuando lo escribo
no es mi mano ni mi alma ni mi ser ni mi noser el que escribe
es un otro
cualquier otro
que se confunde conmigo
usurpa mi lugar
y alza a la mano
su voz

Se trae recuerdos propios
Que le son ajenos en la práctica
Y los reparte entre líneas
Les da una textura un camuflaje propio
Materializa un pasado
Y desintegra el presente

Entonces el usurpador
Suspira, inspira, tose o eyacula
Y de nuevo teje versos cruciales
Dignos de hacerlos públicos

Lo deja escrito, mojado en el papel
Papel madera o papel intangible electrónico

Algunas veces se da a la tarea
O me cede el turno
Para enmendar y remendar pasajes oscuros y chuecos
Sin embargo el poema
Va creciendo a la sombra y bajo el polvo
Como una flor siniestra y carnívora
Que devora la luz y el ansia
De su pseudoautor.

Finalmente lo da a conocer
O lo archiva de forma arbitraria
Y es entonces
Y solo entonces
Que el poema nace crece, se reproduce
Y se vuelve inmoral

Se busca maestro


Advertencia: La búsqueda espiritual puede ejercerse de diferentes maneras y bajo la guía de cualquier maestro que se considere idóneo. El presente texto no pretende hacer un juicio formal ni deslegitimar algunas creencias o religiones, ni exhorta al lector a que abandone su propia búsqueda. Tan solo describe una experiencia personal.

Desde hace un tiempo, creo que a partir del famoso apogeo de la “new age”, he estado buscando un maestro, un guía espiritual que me muestre el camino a mi autorrealización. Lo he buscado en los libros como la Biblia, el Bhagavad-gita, el Corán, etc.; en los parques donde abundan profetas y patriarcas, unos más desconectados de la realidad que otros; en las grandes catedrales y pequeñas parroquias; En los púlpitos y círculos sociales; en los rincones mas iluminados y oscuros de Internet; En el cielo y la tierra. Y ha sido una búsqueda infructuosa, puesto que o no estoy preparado o el maestro no me quiere recibir en su santuario.

Pero no me resigno a quedar huérfano de maestro espiritual en un mundo material. Y eso que he tenido grandes decepciones. De tradición familiar cristiana, católica, apostólica y romana, recurrí en primer lugar a lo que tenia a la mano, un cura común y silvestre. El ministro de Dios me exhortó a llevar una vida conforme a los mandamientos, siempre en búsqueda de Dios y de su infinito amor, así podría llegar a la santidad. Pero había un problema: soy bastante hedonista y me resisto a evitar los placeres de la vida y llevar una vida de penitencia y comunión. Tal vez más adelante como lo hizo San Agustín, pudiera “abrazar la cruz”, pero por el momento, no.

Luego recurrí a la prometedora vida del Hare Krishna, es decir, ceñirme al hinduismo. Mis respetos a los adeptos y seguidores de tal religión y estilo de vida, puesto que es bastante radical. Aunque tienen definido el concepto de maestro espiritual, el yoga es un buen sistema para meditar, y se ciñen a una serie de reglas para alcanzar la meta suprema de la vida, tienen una gran contra para mi: son vegetarianos. Tienen una teoría bien interesante sobre su dieta que vale la pena observar, sin embargo, no cambio mi churrasco por nada. A pesar de no ser un argumento de peso para abandonar tal camino, habían otras objeciones que encontraba insalvables.

Mas adelante, conocí un maestro budista que me demostró en términos mortales, la vida ascética rumbo a la iluminación. Fascinante modo de contemplar la naturaleza del hombre y su entorno, suficiente equilibrio entre los actos y el pensamiento. Pero de nuevo me albergaba un aura de impaciencia y de espera de algo más “terrenal”, más cercano a mi experiencia como terrícola, triste engaño propio, debido a las sobradas razones.

Hasta entonces sigo en la búsqueda. A veces me refugio en mis maestros menores (Mario Benedetti, José Saramago, Friedrich Nietzsche, Jean Paul Sartre, Alvaro Mutis, Gonzalo Arango, Juan Gelman, Astor Piazzolla, Gioconda Belli Chopin, Mozart, Beethoven, etc.), quienes son y fueron muy terrenales, es de anotar, bueno algunos llegaron a cierto estado de nirvana en su arte, otros por lo contrario fueron condenados a priori por los hombres. Por lo pronto se acercan a mi ideario. No por eso me separaré de mi espiritualidad, seguiré buscando, tal vez encuentre a algún maestro que se compadezca de este pequeño saltamontes.

Verano eterno


El aire se siente pesado, como cuando se encuentra uno dentro de una habitación pobremente ventilada, y caliente, bastante caliente. No hay tregua ni a la sombra, puesto que las construcciones modernas promedio del lugar (zinc, ladrillo, cemento) solo acentúan el calor. Debo añadir que en el sitio donde me encuentro no hay ventilador, ni aire acondicionado. Es un pequeño infierno, (si este lugar presupuesto de verdad fuera como lo pintan) para el que no es calentano, para el que no “está acostumbrado al calor”. El termómetro puede marcar hasta 35 grados a la sombra, pero parece como si fueran 40.

El sol es canicular, abrasador, perfecto para un ambiente menos hostil. Y lo que más me sorprende es el color de la tierra en ciertos lugares, la cual es arcillosa y roja, colorada. Existe erosión por todos lados. En cuanto a la vegetación, que es escasa, no es extraño que se puedan encontrar diversas especies de cactus y de árboles espinosos propios de tierras desérticas. En algunos lugares no existen reservorios naturales de agua, hasta los laguitos que usan para el ganado, se notan ya secos. Hay lugares ásperos, pelados, poblados de piedra caliza que en otroras épocas el agua arrastró. Lejos se encuentra de un río o mar que refresque el ambiente. En síntesis, una tierra que arde por dentro y por fuera.

Este ambiente estival y seco, similar al descrito por Juan Rulfo en sus libros, es una llanura que parece estar constantemente en llamas. Fue ahí donde estuve veraneando, si la palabra queda más de molde, a finales del año pasado. No es el desierto de la Tatacoa, ni tampoco el de la Guajira. Este lugar de cuyo nombre no quiero referenciar se encuentra en medio del departamento de Cundinamarca, a unas cuantas horas de Bogotá. Pero lo paradójico es saber que este lugar está rodeado por todo su perímetro de otros lugares más frescos, más fértiles, más ricos en recursos naturales. Cada vez que viajo a este lugar encuentro que va ganando poco a poco terreno, como una mancha ocre que se extiende sobre una tela verde.

¿Resultado de malas prácticas agrícolas?, ¿culpa de “el niño”?, ¿consecuencia de un castigo divino?, ¿Un producto más del calentamiento global?, la respuesta podría afirmarse en cualquiera de los casos. Lugares como este que nada le envidian al Sahara, han padecido una sequía de más de 6 meses y se supone que debe llover por estos lugares a más tardar cada seis meses, según sus estoicos habitantes. Las quejas, suspiros, oraciones, blasfemias, reclamos y hasta maldiciones de la gente no se han hecho esperar. Esa misma gente impotente ante la ola veraniega que no cesa, recurre a las diferentes autoridades civiles, eclesiásticas y hasta divinas para buscar una respuesta, encontrando como siempre promesas y respuestas vacías.

Es entonces cuando recurren a rituales, de magia negra o blanca, rogativas y súplicas, misas por el agua, maniobras supersticiosas, cábalas y pronósticos de consuelo. La cultura y tradiciones dan para todo. En la actualidad es creciente el número de estas manifestaciones, de tradición ancestral, en las que se hace un sacrificio o acto de fe en espera de retribución por parte de un dios o ente sobrenatural.

Mientras esperan la tan anhelada lluvia, recurren a diferentes estrategias para obtener el preciado líquido para sus labores agrícolas, uso domestico y personal. Los que están dentro del casco urbano se apuran a recolectar agua proveniente de carrotanques, los de la zona rural, cavan hondo en la tierra seca en busca de aguas subterráneas. El agua siempre escasea y se hace necesario reciclarla y/o ahorrarla. Y el agua aun no cae del cielo…

Este es el drama no solo de esta gente, es el de muchos colombianos que desesperan ante la situación. Me pregunto si no se han sentido culpables como me he sentido en más de una vez de este desastre. El hombre hace parte de su ambiente y viceversa. Y aunque se haga parte a veces no se hace absolutamente nada, solo nos quedamos a esperar un milagro que no llega, una promesa que no se cumple, una respuesta que no se da. Cada vez el desastre es inminente, y “el helado” se sigue derritiendo, y la mancha se extiende.

El día de mi pomposo onomástico numero 25 sembré un árbol. Puede sonar cursi o cándido, pero espero seguir hacerlo cada año. Al menos mientras tenga fuerza de voluntad. Si tuviéramos este acto ambiental al menos una vez al año, tendríamos una esperanza plantada, y eso de por si ya es algo.

Sopa de Globalización


Mientras que en algunas partes del mundo sufren las inclemencias de la naturaleza, en otras el hambre física impera. Y no solo hablo de Haití o de la tristemente fotogénica “África pobre”, sino también de los lugares en Colombia en donde las personas descalzas y de a pié, gracias a las maravillosas “estrategias económicas” de este nefasto Gobierno. Los pobres son los que mas sufren el hambre, son los partidarios obligados de las migajas que reparten (como una campaña proselitista mas?) los programas del Estado, y otras vituperadas ONG’s.

Pero veamos el asunto desde otro ángulo. ¿Acaso una meta de la tan cacareada globalización era subsanar los problemas de alimentación del mundo?, en la practica hemos visto que lo que realmente trajo este fenómeno ha sido solamente un fortalecimiento de los bloques capitalistas poderosos, de la economía desaforada que beneficia a unos cuantos y muy oscuros personajes.

En Colombia actualmente es un lujo una nutrición adecuada. Peor aun si se quiere hacer malabares con los pocos pesos que deja el salario mínimo y las migajas que representan su incremento para este año. Poco a poco vemos cómo la economía colombiana se va hundiendo a tal punto de semejarse a la de países pobres de Asia y África (De ahí que se tomen políticas que fracasaron en estos países?). La concentración de la pobreza en millares y la riqueza en unos cuantos solo reitera y acata las medidas que imponen los grandes “entes reguladores” económicos mundiales.

En lugares del mundo como Singapur, esclavizan a la gente por un sueldo ínfimo, con el cual compran (o la misma corporación les vende) casi menos de lo mínimo para no morirse literalmente de hambre, mientras ven pasar los cargamentos de alimentos prefabricados y con quien sabe cuantos ingredientes trasgénicos y manipulados por el monopolio de las corporaciones agrícolas. Y ya en los mercados colombianos los podemos comprar a un precio cómodo para el consumidor. Entonces la variedad de sabores que nos brinda la sopa global hace parte ahora de la mesa colombiana, junto con la bienestarina y los enlatados rancios de US AID. Lo triste es que muchos sectores no tienen otra alternativa, tienen que alimentarse mal o bien o simplemente sucumbir. Desplazados por la violencia; desplazados por las políticas económicas; desplazados del campo por la sustitución de cultivos tradicionales y de la concentración de la tierra; desempleados desplazados por las monstruosas multinacionales; la lista sigue y sigue y van creciendo las estadísticas que ya pronto no se podrán amañar ni maquillar más.

Y esto avanza gracias también a la llamada “confianza inversionista” que no es más sino otra política neoliberal del gobierno, quien pone sus esperanzas en un paradigma insostenible e inviable, como el futuro que nos espera. Esto se ha vuelto evidente ya, no tenemos nada que envidiarles a los países pobres.

La esperanza que nos queda entonces es el considerar que estos monstruos llamados globalización y capitalismo, tarde que temprano tendrán que colapsar. En muchos lugares se ha visto los desastres que le hacen a la economía local y las promesas que ofrecieron inicialmente ya no tienen sostén alguno. Y nuestra Colombia querida tendrá que recurrir al ingenio de sus gentes y a su capacidad de trabajo para empezar de nuevo de cero y salir adelante.

Tiempos de efervescencia


Para nadie es un secreto que el mundo y, ergo, Colombia están teniendo momentos de convulsión y agitación. Y no hablo solamente de los desastres naturales, sino también de los desastres económicos, políticos y sociales que generan una atmósfera cargada de sentimientos de impotencia e indignación por un bando y por el otro de ceguera total y de conformismo. Algunos de estos efectos son originados por lo que he denominado el “fantasma que recorre Colombia”, espectro cargado de injusticia, impunidad y autoritarismo.

Recordemos los últimos hechos (que algunos medios dependientes del régimen han querido tapar con su luto forzado y su lagrimeo sensacionalista frente al desastre de Haití, una cortina de humo natural fortuita para el Gobierno, no con esto digo que no sea terrible y lamentable): El vencimiento de términos para los “presuntos” implicados en los llamados falsos positivos, el “dictamen” del procurador frente al referendo, el informe del Relator Especial de Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas en el país. Estos son algunos de los múltiples sucesos que acaecieron en las primeras semanas del 2010. Entonces ahora me hago una pregunta para la cual exista una respuesta simple: ¿Estos hechos no se suman al ambiente pesado que ya existe y genera un grado más de efervescencia, de convulsión a la mezcla explosiva que tiende a ser el futuro de Colombia?, y no estamos aún en periodo de elecciones (o de reelecciones si triunfa la maquinaria autoritaria del Estado). La respuesta es un sí categórico, estamos ad portas de entrar en “tiempos de efervescencia y calor” como lo diría el prócer, aunque no del mismo efecto que en ese entonces. No estoy vaticinando con esto una guerra independentista ni mucho menos, pero si queda una sensación escalofriante, como al paso del fantasma. Esta efervescencia es natural y tiende a menguarse de forma aparente por el accionar de campañas contingentes del régimen para apaciguar los ánimos.

Nada, ninguno de los resultados de los sucesos citados me es extraño o excepcional. Pareciera que todo estaba fríamente calculado para que fuera así. Es que es inaudito que la justicia se permita tales inconsistencias que generan un aura de duda. Es descalificable, y viciado el concepto del procurador. Son vergonzosos los actos contra los derechos humanos de los indígenas. Pero insisto, esto solo provoca tribulación y angustia en la gente del común con capacidad de crítica, que tiene que vivir en un país que a cada paso se hunde por conflictos interiores y bajo la amenaza de exteriores.

Estas son hasta ahora solo señales, indicios, alarmas silenciosas de lo que puede ser mas adelante la situación nacional. Queda en el aire la pregunta sobre lo que puede ser y lo que no será. El futuro es una mezcla inestable que puede estallar en cualquier momento. El fantasma sigue recorriendo a Colombia y a su paso genera intimidación y nerviosismo. Cualquier persona tiene que ser impasible (o quizás ciega, sorda y muda) para no ver las señales y concluir que algo contundente está por ocurrir. Lamentablemente, las cábalas no son muy optimistas.