lunes, 8 de marzo de 2010

Mujer

Yo sé que siempre me voy a quedar corto al expresarme sobre la mujer. Tampoco soy el mas digno ni el más docto, ni siquiera poseo la lírica necesaria para componer un poema decente en honor femenino.

Y muchas dirán “son solo palabras” pero bueh, ya saben a ustedes les gusta escuchar palabras dulces, así algunas veces no sean verdad.

Este día no solo se conmemora a la mejor parte de la humanidad. También se hace reconocimiento a la única criatura a la que le debemos dos cosas imprescindibles en el mundo: el amor y la vida. Aunque a veces nosotros pasamos de largo en el ancho andar de nuestra masculinidad y seamos los mas necios y torpes.

Ciertamente, nos falta su sensibilidad, su puro sentimiento que todo lo impregna y lo hace propio. Un mundo demasiado frio y siniestro sin ustedes, puesto que no hay calor y candor como la de una mujer honesta.

Existen mujeres como existen flores, algunas son de pétalos muy delicados, otras son tan bellas que deslumbran. Quizá las haya silvestres, o de esas que crecen al borde del camino, otras con perfumes muy finos y aromáticos, que doblegan a cualquier caballero. Una mujer es una flor hecha de carne y hueso, un complemento perfecto para un hombre imperfecto.

No solo es la mujer bella, que con su estética comprobada y su voluptuosidad desconciertan y desesperan el instinto masculino. Es esa (y debería ser primero) aquella mujer madre, abuela, mujer familiar abnegada y guerrera, luchadora hasta el cansancio de generaciones que solo la han visto servir y conformarse con lo poco que la fortuna les pueda dar. No solo es esa mujer docta, poderosa, inteligente y triunfadora, sino aquella mujer humilde, cándida y sencilla que a pesar de lo terrible y contrario que suele ser la vida no deja por un momento de brindarle su alegría al sol. No solamente es la mujer que domina al hombre, la madre sobreprotectora o superiora, es también esa que acata con sumisión y paciencia insuperables las restricciones que la suerte le imponga.

Es esa que está ahí en una esquina, esperando tranzar el amor. Es esa que canta y compone música que sale de su corazón. Es esa luchadora de derechos humanos que a pesar del miedo no se deja amedrentar e intimidar y continúa defendiendo su verdad.

Ningún hombre se puede resistir al encanto de estos seres maravillosos. Y si llega a mancillar su dignidad, a herir o destrozar su alma, Dios en persona le pedirá cuentas por sus actos y lo juzgará. A una mujer se le debe la vida y por lo tanto de sebe dar la vida por ella.

No solo quiero regalarle palabras bonitas a la mujer, quiero regalarles un instante de mi sonrisa y de mi aprecio, palabras y actos simples, pero que muchos de nosotros por cobardía o por falsedad varonil no nos atrevemos a decir o hacer.

A ustedes mujeres reciban mis mejores deseos y vibraciones en su día, que puedan contemplar la felicidad y que el amor embargue su espiritú no solo hoy sino por siempre.

Amor hecha criatura.

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